domingo, 24 de enero de 2010

Permanencia

Mujer, ¡se rompió el cielo…!
Y un Dios cansado
se escurre entre tus piernas.
Oh mujer, te dejo mi dolor de ser
humano.

Abraham Peralta y Vélez.

Luz del sol

Canta la luz del sol, y sonríe,
entre tus manos
jugando con sus sueños de oro en rama.
La luz del sol, y el Sol,
tuvieron sus días niños
y sus lunas de miel y sus planetas de agua,
verdiazules,
como tú y como yo, ¡oh amada mía!
No siempre el pensamiento tejió penas,
peinó filosofías desoladas
y se enredó en sí mismo.
Todos, alguna vez, como el Sol,
fuimos acción radiante
y, sin sentido alguno del ahorro,
despilfarramos gracias
arrojando sin más y porque sí
nuestra fortuna al viento,
inundando los montes y los prados
de flores y de alas
y llenando, las tardes sin escuela,
de par en par abiertas al gozo y la poesía
de estar vivos, de niños el paisaje,
con la ilusión sin fin de que la libertad
no es ningún imposible.
¡Oh, sí, amadísima amada,
por siempre amada y mía!,
no olvides, nunca olvides,
no vayas a olvidar
que la alegre y graciosa luz del sol
canta y canta, y sonríe,
entre tus suaves manos,
jugando con sus sueños de oro en rama,
en tanto que tú y yo, vida mía, retornamos
a nacer
nuevamente
con las lluvias de mayo.

JUAN CERVERA SANCHÍS

Tierra húmeda

Tierra húmeda es poesía en actividad cambiante. Es tierra húmeda y fertil que en la espiga lírica se transforma hasta ser grano: poema y del poema el pan. Cada grano que ha nacido en la historia poética de la humanidad es distinto, aunque la dínamo que lo anima sea una constante: la emoción humana en su devenir, dándole forma en una expresión estética, musical como la poesía, utilizando el lenguaje para reencontrarse consigo mismo e intentar resolver las múltiples interrogantes de la vida. La poesía empezó en la tierra húmeda para acabar en el pan que sacia el hambre de belleza, dolor y sueños. Tierra húmeda espera ser el pan poético de cada día.