lunes, 28 de junio de 2010

Coplas urbanas

Desayuno huevos rojos,
chile verde y café negro.
Reposo, pienso, e inicio
con huevos un día nuevo.

Los tendré y sí bien puestos,
me digo solo y a mi mismo.
Sólo así se puede enfrentar
la chingadera y el cinismo.

No hay de otra vida, me digo,
y sin suicidas, mejor.
Nada cambia, esto apesta,
a costumbres de lo peor.

Sí, seguimos y seguimos
a los ídolos pendejos
de silicón desechable
y corazón de oro muerto.

En la gran fiesta y ocultos,
ganan lo que a ti te cuesta,
trabajar horas extradías,
eso a él jamás, ni le interesa.

Estamos en la gran farsa
y todo puesto en escena
por la gran marca en boga
y muy altas sombras con metas.

Espero no me chingen hoy
mientras camino y trabajo;
espero salir con vida
y no caer necesitado.

Sé que no todo yo te doy
o esperas más, más de mí,
de lo que yo puedo darte,
o amarte libre a ti.

¿Por qué ser esclavo el uno
del otro y el otro de otro?
¿Y por qué la maldición
de ser, si todo es tan poco?!

Cuesta tan caro todo esto:
los huevos, la fe gastada
en poder, si es que se puede,
lograr algo, y sin farsa.

Quiero tener los huevotes
para poder enfrentar
el monstruo que es la vida
y morir vivo y en paz.

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