Para mi amigo Alonso Marroquín
Ibarra, quien el día de hoy nos dijo
hasta pronto.
El ojo inquisidor del fiero sol
gritaba fieramente en los cristales
de las mudas ventanas de tu casa
quemando las persianas entreabiertas
de tus desvencijadas fantasías.
La secreta memoria de la vida
platicaba con la raíz oculta del
olvido.
Un cementerio azul de absortas
mariposas
disecadas creía volar a fuerza de
escarlata
por las escandalosas hogueras de la
aurora.
Un arcángel en llamas huía muerto de
sed
por los espejos temblantes de las
lágrimas.
La voz honda sin voz de una piedra
inaudible
decía sin decir cuanto hay que decir
y a veces no decimos.
Fue entonces que intuí la verdad de la
muerte
y supe que morir es realmente nacer,
a la luz de la luz, en un planeta
niño
y transparente donde reina cantando en
plenitud,
y a plenitud, la vida bellamente
iluminada.
JUAN CERVERA SANCHIS
México D. F., 5 Diciembre 2011
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