Cuanta casa tomada
y cuanta despojada aurora
yerra con su pasión contenida
en cajas y alas rotas
y en bolsas de basura.
Parecieran auroras peregrinas,
polvareda de luz que se resiste
a la impotente soga del
suicidio.
En mudanza perpetua
la esperanza
perpetúa su herida
y firme se sostiene
por un triste hilillo de alegría,
que, por sobre la pena y la mudanza,
se vive manantial inmarcesible.
Abraham Peralta Vélez 9 de julio de
2013
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