martes, 27 de agosto de 2013

Flores

El ángel ciego veía
y el ángel mudo cantaba.
Los jazmineros del sueño
y las rosas desveladas
vagaban por el jardín
y no sabían que vagaban.
El poeta jardinero,
enfermo de lirios grana
y amarillo de oro y luna,
se suicidó una mañana
y no lloraron las nubes
ni sonaron las campanas,
pero bailaron las flores,
¡y hay que ver cómo ellas bailan!
 

JUAN CERVERA SANCHÍS JIMENEZ Y RUEDA 
3333 AÑO DE LA LOCURA LÚCIDA


TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

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