sábado, 1 de mayo de 2010

Coplas para llorar como regadera y en la regadera

Ay de mí, que yo te quiero
con el hambre de un desierto
ay de mí, tan prisionero
de este dulce fruto incierto.

Si me dejas no hallará
mi llanto un cauce al Sol
y mi errante herida irá
por caminos sin control.

Si me dejas tu traición
ya no alumbrarán luciérnagas
las noches de mi corazón.

Ay de mí, que yo te quiero
con mi corazón sincero
ay de mí, tan prisionero
de aquel lejano lucero.

No me dejes, amor mío,
que me tiro de la luna
con el corazón bravío
dejándome a la fortuna.

No me dejes, dulce mío,
que me pierdo, que me pierdo,
encerrado en el hastío.

Ay de mí, que yo te quiero
siempre, siempre para mí
ay de mí, tan prisionero
de este bonito alhelí.