viernes, 27 de diciembre de 2013

Ráfagas

DIALOGO

1.-Los jaramagos
dialogan con los muertos
del camposanto.

PARADOJA

2.-Los Universos
son más que las hormigas
y más pequeños.

BASTA

3.-Basta una rosa
para amar ya por siempre
el color y el aroma.

REVELACIÓN

4.-Tiempo sin tiempo.
Espacio sin espacio.
Amor eterno.

VERDAD

5.-Pon atención:
Mi vida sin tu vida
no es vida, Amor.

JUAN CERVERA SANCHIS JIMENEZ Y RUEDA

2014


TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

Haikú

En la memoria 
de dios cabemos todos:
¡gloria de glorias!

Juan Cervera Sanchís Jiménez y Rueda


TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

Cantinas

Es la cantina
un cenicero
en que la flama
se devora, baldía,
y en cenizas
amanece la luz.

.......
Se siembra erotizado el vacío
y un fruto ajado, crece.
Se liberan dolores de alegrías.
Se cantan alegrías de dolores.
Nada vale la vida.
Se libera, el alma, de sí misma.
Nadie se está diciendo nada.
Se baila. Y se incendia la nada.
Se constituyen legislaciones
de sal, en que lo amargo endulza,
por encima de alguna ley,
en los labios de oro, caudalosos,
de la cerveza.
Nada está escrito. No sirve esta palabra.

..........
Borrachos, al fin, espumosos
también de odio, se
tensan los maxilares del alma
y la estupidez nos enfrenta
como dos incendios que sangran,
bravucones, imbéciles.
Y se encharca la breve pirotecnia
de camaradería.
Esta amistad, amigo, pende de una botella.
Cuánto tienes, cuánto vales.
Y este amor se va con la mañana.

Abraham Peralta Vélez 13 de diciembre de 2013




TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

Mar

Del cuerpo, la flama.
Del fuego, la ceniza,
de la ceniza...
de la ceniza, el mar.

Abraham Peralta Vélez 13 de diciembre 2013
 
Mar


TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

Cenizas

En un cofre
de cenizas
veo un vaso
de agua clara
y cristalina.


Abraham Peralta Vélez 13 de diciembre de 2013

TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

domingo, 22 de diciembre de 2013

Palabras

Son las palabras rotas,
maltratadas, heridas, moribundas.
Son las tristes, las pobres, las huérfanas,
las maltrechas palabras.
Son las palabras. Son las palabras aquellas,
aquellas que tú y yo intercambiamos.
Tu nombre: una palabra.
Tu voz: una palabra.
Tus ojos: mil palabras
sin palabras irradiando belleza.
Tú, mi palabra, mi amada y amadísima palabra.
¡Ah mi hermana siamesa! Dime tú, dime tú:
¿Qué palabra inventamos
para abrir la preciosa caja mágica
de los sueños y hacer realidad todos los imposibles
en que tú y yo creímos,
a pesar de este mundo y de esta vida,
donde nunca jamás tú y yo tuvimos sitio?

JUAN CERVERA SANCHIS JIMENEZ Y RUEDA

2014





TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

La hoja

De viento
la hoja
se desencadena
de sí misma.
Qué solitaria
y qué lejos
se entierra en el aire
en su aluvión de olvido.

Esta hoja de viento
en el viento
se va hundiendo en la memoria
de lo que nace, muriendo.

A esta hoja
que en el aire
se mece
ya sólo el olvido
le abre su memoria.

Ya sólo el olvido
de viento y luz
hermosamente
la sostiene en el aire.

Sin saber a dónde
lejos y solitaria
se la lleva la vida que la trajo
en la rama, en el aire y en el polvo.

Abraham Peralta Vélez 11 de diciembre de 2013


TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

sábado, 14 de diciembre de 2013

......

Dejamos que se pudra
la soledad
en su escritorio de silencios
de lámpara y de polvo,
de charla con los muertos,
con su taza
rebosante y nocturna
de nosotros mismos.
Dejamos que se pudra
como cactus marchito.
Dejamos que se pudra
esa soledad tan solitaria
de arañas de seda.
Nos la llevamos,
en tanto que se pudre aquella,
a estar sola
entre las borrascosas calles
y la metemos a un bar
y la cogemos gritando
y la bailamos bailando
y la llevamos de paso
hasta por fin
eyacularla por completo
de nosotros
en un recipiente que también espera,
mientras gime, suntuosa,
vaciar su soledad desesperada.

Abraham Peralta Vélez 5 de diciembre de 2013


TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

.............

Pregunto:
¿en verdad no hay
otra puerta de salida?
¿Ni para esta
emergencia
en que el objeto
nos calcina?
Nos incineramos
voraces
en la orfandad de la flama.
Ya no alma,
sino cuerpo puro, somos.
Nos abandonamos
en la ceniza por completo,
en el objeto
de nuestro despojo.
Cenizos
jamás creímos
que el azul
del fuego nos podría.
Y salimos para entrar
365 veces a la ceniza
por esta puerta
de salida sin salida.

Abraham Peralta Vélez 5 de diciembre de 2013


TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Soneto

Porque la vida es música y yo amo
tu vida y, con tu vida, amo mi vida;
que por tu vida es música encendida
por la que nota a gota me derramo.

Música y vida, sí, mágico ramo
de misterio en constante amanecida
de eurítmicas esferas, carne asida
al alma de la voz con que te aclamo.

Que el Universo es música y asombro
y música es la sangre por mis venas
cuando tu musical mano me toca.

Música es todo, sí, cuando te nombro.
Tú, al nombrarme, de música me llenas
y tus labios son música en mi boca.

JUAN CERVERA SANCHIS JIMENEZ Y RUEDA




TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

En el metro

En el metro
los amantes
besos
parecen peces
de iris
en un mar
apurado de escombros.

II
En los andenes
del metro
abajo del reloj
los besos
encallan en el tiempo
como ballenas
agónicas
en su orilla de arena.

III
En el andén,
un beso;
al reloj digital
lo vuelve astro-
labio.

IV
De violenta
y sudorosa
distancia
en el metro
los besos
como bufido
de una ola
humanizan
marejadas.

Abraham Peralta Vélez 3 de diciembre 2013



TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

Sueños

Para ti, para ti, y para ti

Cuando tú
me sueñas
entre sábanas
me llevas.
Vuelvo sin mí
a mí
vuelvo a vivir
enamorado
y húmedamente.

II
HAIKÚ
Cuando me sueñas
tú, vuelve un colibrí
a mi ventana.

III
Cuando tú me sueñas siento
que es sangre mi sombra
y sonrío porque siento y creo
que por mi sombra vivo.

Pero al sonreír yo no sé
si es porque tú me sueñas
o es porque yo me invento

que te estoy viviendo
por mi sombra vivo.

Y confundo ya tu sueño
con el mío.
Con mi soledad
y la pena
de estar desiertos y soñando.
Abraham Peralta Vélez 2 de diciembre de 2013

TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

....................

Que nazcan los versos
por aquí y por allá.
Que aquí y allá recién nacidos
rían, lloren y griten,
a nalgadazos del lector
que al final los pare
del vientre de la hoja embarazada.
Que nazcan con cesárea
o parto natural
en un lector de guantes, cubre bocas;
en un lector a manos llenas
naturista, sangrantes,
bajo el agua solitaria y profunda.
Que nazcan versos diarios
como mueren almas diariamente.
Que se sientan sangrantes
y puros, recién nacidos.
Que el verso sea capaz
de recién nacer consigo a quien los pare
de su embarazado vientre
y no para el redil
de la erudición y la polilla,
el premio, la feria, y el monumento.
Que recién nazcan cada día.
Que los halle quien se pierda
cuando riega el café
a la vuelta de la esquina de una servilleta.
Que los halle quien se encuentre
con el dolor a solas, expulsado de sí,
derruido en el odio.
Que nadie se quede tumbado en la llaga, arrellanado.
Que nadie absolutamente muera
sin asistir al parto de un verso.
Que nadie muera absolutamente
sin asistir al parto de una estrella.
Que nadie ande muerto por la vida
sino por la muerte misma, vivo.
Que la vida los colme hasta la muerte,
que la vida los mate y no la muerte,
para que la muerte los nazca
y no
los entierre.

Abraham Peralta Vélez 2 de diciembre de 2013


TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

jueves, 5 de diciembre de 2013

Pequeña sinfonía

1.-Aquella hormiga,
¿murió bajo mi pie?
No, sigue viva.
2.-Sabe la muerte
que la vida no sabe
por qué se muere.
3.-La vida sabe
que no sabe la muerte
por qué se nace.
4.-Es un misterio
la vida y es la muerte
un gran misterio.
5.-Hace mil años
que yo ya estaba aquí.
Era yo un árbol.
6.-Pasarán años miles
y aquí estaré yo
en tus raíces.
7.-Las nubes pasan.
Pasan, pasan y pasan
y nada pasa.
8.-Tú no has pasado.
Tú no pasarás nunca.
¡Oh amor amado!
9.-Yo muero y vivo.
Yo vivo, vivo y muero
y muero y vivo.
10.-La hormiga aquella
nació bajo mi pie
y es una estrella.

JUAN CERVERA SANCHIS JIMENEZ Y RUEDA


Pequeña sinfonía



TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

..............

Hoy salí a ningún lado y llegué a mí.
Me emborraché de angustia hasta perderme
y reí a carcajadas de locura
mientras era una piedra que pateaba el viento.
Porque entonces no sé, ni sabía,
quién es este a quien tú vives
y a quien yo te entrego como mío
en este cuerpo de sal en que me amargo.
Me habito como tú cuando te miro.
En tu mejilla roza una lágrima mía
y no sabes nombrarme cuando me habitas
aunque me sientas como tuyo.
Me ha vestido un nombre
y esta costumbre flaca de vagar a prisa
en la estentórea calle de la nada
en el centro flamígero de la ciudad de México.
No puedo ir más lejos que la palabra mar
para intentar nombrarme entre mis pliegues de olas.
O flama en que me soy cuando te amo.
No puedo a mí llegar y decirte soy
porque te nombraría cuando diga árbol.
Soy y no soy y no me basta serlo.
Estoy agazapado. Si mi cuerpo te toca,
en el tarro espumoso de esa noche,
un rayo me abre mi cuerpo para llegar a ti
y mi cuerpo es alma y mi alma, cuerpo.
Salgo de mí para llegar a ti y contigo, a mí.
Sin embargo, sucede cuando callo.
Siento el fervor de lo indecible. Lloro
y me desnuda el llanto por completo.
Cae la costumbre idiota y me desviste el nombre
una sola lágrima que abre mi silencio.

Abraham Peralta Vélez 28 de noviembre de 2013


Tierra Húmeda
Abraham Peralta Vélez




TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

domingo, 1 de diciembre de 2013

Mediodía

Yo voy caminando ante mí.
Camino entre mi féretro de hierba
agitado por el viento.
Tiembla la memoria del sol.
Este mediodía me contiene.
El cielo abierto, claro.
Los perros ladran, juegan.
Siento que soy la luz del mediodía
tan claro, que me lleva en su tumba.
En la hojarasca huello mi destino.
Mi fe en una nopalera resiste.
Las hojas caen, lloran,
al vibrar su juventud humana.
Las mariposas se anhelan.
El espacio abre las puertas
al centro de una telaraña de viento
en que soy su moscardón.
Soy este hermano que pasa
ante mí, en la hierba y el viento,
contenido en este mediodía,
hermano de cuanto pisa y respira.
Que cuanto respira anhela,
y lo que anhelan las piedras, anhelo yo.
Yo voy caminando solo, a mediodía,
buscando a Dios, mientras hablo conmigo.
Y al abrir el silencio, que me cierra,
se entreabre una llave de agua
que riega gota a gota la sed.
Hallo mi propio y perdido anhelo
en el cenit del sol,
mientras un indigente duerme
en la sombra de un pino
y mariposas despeinan el nudo de este calor.

Abraham Peralta Vélez 25 de noviembre de 2013







TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

Duele

No es aquel tiempo. No es.
No es este tiempo. No es.
No es el tiempo que vendrá.
Ni es el tiempo que se fue.
¡Ay!. ¡Ay, cómo me duele!
¡Cómo me duele este tiempo
desde que tú ya no estás!
¡Ay, cómo me está doliendo!
Me duele, me duele y duele.
Me duele, amor, este tiempo
de infinita soledad
e infinitamente huérfano;
que no hay mayor orfandad
que ir y venir por el tiempo
sin poderte acariciar
y embriagarme con tus besos.

JUAN CERVERA SANCHIS JIMENEZ Y RUEDA

De libro CD “CANTARCILLOS 2014



TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

viernes, 29 de noviembre de 2013

HIGUERAS

Danzan las hojas, danzan
las hojas de los árboles,
leves de luz, llorando,
con el cuerpo del viento.

Suena una música de víspera
al desabotonarse las hojas
en el pentagrama del sol.
La enramada llora primavera.

Las ramas parecieran raíz.
Parecieran raíz en su loto
desnudo y en espera
que, inmutable, en otoño,
de su espera se desprende.

Caerán millones de hojas
en su danza de luz, llorando,
para nacer de nuevo, las higueras.

Abraham Peralta Vélez 26 de noviembre de 2013



TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

Haikú

Este gran árbol
es una telaraña
de seda y sol.


Abraham Peralta Vélez



TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Perdido

Viajo en el tren fantasma,
y en el vagón del olvido
converso con los recuerdos
de mi pensamiento herido.
Viajo conmigo y sin mí
y sueño y sueño contigo
y mi alma sangra y sangra
y agonizo y agonizo
y no acabo de morirme.
¡Mira tú si estoy perdido!

JUAN CERVERA SANCHIS JIMENEZ Y RUEDA

Del libro CD “CANTARCILLOS” 2014



TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

Higueras

Danzan las hojas, danzan
las hojas de los árboles,
leves de luz, llorando,
con el cuerpo del viento.

Suena una música de víspera
al desabotonarse las hojas
en el pentagrama del sol.
La enramada llora primavera.

Las ramas parecieran raíz.
Parecieran raíz en su loto
desnudo y en espera
que, inmutable, en otoño,
de su espera se desprende.

Caerán millones de hojas
en su danza de luz, llorando,
para nacer de nuevo, las higueras.

Abraham Peralta Vélez 26 de noviembre de 2013

TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

Siento

Siento que aún no he nacido
y ya me voy a morir.
Siento que he muerto mil veces.
Siento que el fin no es el fin.
Siento que ayer es mañana.
Siento, de tanto sentir,
que yo jamás tuve un hoy
y ni un allá ni un aquí.
Siento que Dios está loco
y yo estoy loco por ti.

JUAN CERVERA SANCHIS JIMENEZ Y RUEDA

Del libro CD "CANTARCILLOS"" 2014



TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

martes, 26 de noviembre de 2013

HAIKÚS

El puente viejo
cruje de noche herido
de hondos recuerdos.

La hoja, dorada,
se desprende del árbol.
Cruje la rama.

Juan Cervera Sacnhís Jiménez y Rueda
 
TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

viernes, 22 de noviembre de 2013

Haikú

Nubes en luz.
En perpetuo capullo
se van muriendo.

Abraham Peralta Vélez 17 de agosto de 2014



TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

Alma mar

Ella baila salsa.
Ella baila tango.
Ella baila jazz.
Y ninguna baila igual.
Para cada luna,
una música del mar.
Para cada alma,
una música del mar.
Y de cada ola,
una sola, una sola mar.
De tantas lunas,
una sola, luna sola.
Y de tantas almas,
un alma,
una sola, sola alma.

Abraham Peralta Vélez


TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

Peregrino

Iba necesitado de sed.
Iba necesitado de hambre.
Iba necesitado de amor.

Llegué al fin de mi viaje
y descubrí que el amor
me quitó el hambre,
la sed, y el amor mismo.

Abraham Peralta Vélez 13 de agosto 2013

TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

Besos

Más allá
del tiempo
tus besos
son gotas
de espíritu

que
humedecen
mis huellas
en la arena.

Abraham Peralta Vélez 1 de noviembre 2013


TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Caracola

En el caos
de la espuma urbana
las huellas
se las lleva el mar.
Un pez globo
de corbata muere
entre las moscas.
Y al caminar
entre la basura
sólo en ti, Caracola,
llave de cofres de sal,
encuentro y amo
mi hogar de gaviotas
y algo cierto
de veleta libre.
Sólo a través de tu ranura
de cofres de sal, Caracola,
veo el mar de Dios
y mis vacíos cosechan
algo desierto; entonces, arrecife.

Abraham Peralta Vélez 18 de noviembre de 2013








TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

domingo, 17 de noviembre de 2013

Vanidad

La vanidad
se arrellanó
en el sofá
del jardín
con el cetro
de la espina
y la corona
de la rosa.

Abraham Peralta Vélez 18 de noviembre de 2013


 
TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

Presencia


La presencia
invisible
de mi amada
es lo único real
que hay en el mundo.
En mi mundo,
en mi vida
que es un mundo,
tu mundo,
nuestro mundo
invisible
y real,
y tan lleno
de amor
y de Dios
y de ángeles niños
locamente traviesos.

JUAN CERVERA SANCHIS JIMENEZ Y RUEDA 2014 “CAPRICHOS”


TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Sin fondo

La verdad como un nudo
de dolor se enreda 
                    sin fondo 
en la raíz de este árbol.
Entre las hojas un nido
de pájaros se extravía.
                                 Y el caminante 
que no se explica nada sino su herida 
camina y late, solitario; 
camina y piensa, dividido.
La hierba sin sendero invita
a no pensar posibles, sino absolutos.
Y el árbol se deshoja
un día que la flor se esperaba
como se llora en frío
y se tirita de misterio y silencio
a la luz de esta mañana.



Abraham Peralta Vélez 31 de octubre 2013




TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

Juan Cervera es su poesía


Por Norma Bazua -escritora y crítica mexicana
Juan Cervera es su poesía de imágenes diarias, en él lo cotidiano se embellece por el acierto de una palabra que lo revela así, sencillamente en el lenguaje coloquial, ligado a la tradición española y tan magistralmente ha revalorado León Felipe, en un realismo para gritar, para blasfemar, para señalar, para destacar con crudeza lo que vemos por tan nuestro, tan diario.
Toda su poesía es un acto de fe, un manifiesto poético de humanidad, de hombría en el sentido más lleno del término, de un hombre de ama, sufre, llora, blasfema, odia, se angustia. Logra decir con poesía, con voz alta, lo que todos queremos gritar: la identidad con todos los hombres de la tierra. Por eso, su poesía, es un grito manifiesto en palabra de tierra diaria, palabra sencilla, que “Vive sembrando amor, dándose como el trigo a la tierra”, porque en Juan Cervera, poeta y hombre, son la misma cosa; en él se acaban esas discusiones sobre “una es la obra y otra el hombre”.


RETRATO DE JUAN CERVERA
Este Juan que no cabe en su esqueleto
y en pan y vino trueca su bravura,
trajo trozos de vida en su alfabeto
y su alforja poblada de llanura.

Convive a guerra y muerte sin secreto.
En joya de nostalgia su figura.
Reúne algo del pueblo y el abeto.
Comparte su pobreza con holgura.

Tiene la voz ardida entre destierros,
el espíritu libre de la hombría
y la honradez de trigos y de hierros.

Español de la férrea rebeldía
conversa con labranzas y cencerros
del vivir en agónica agonía.

HORACIO ESPINOSA ALTAMIRANO
-poeta mexicano-



TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

viernes, 1 de noviembre de 2013

Hormigas

¡Mira!
Las hormigas
de la luz
llevan hojas
de laurel
y gotas
de misterio.

Abraham Peralta Vélez 27 de octubre 2013


Imagen de google. Hormigas. Tierra Húmeda


TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

jueves, 31 de octubre de 2013

Mermelada


Pan tostado con aceite
de virgen y verde oliva
y suave mermelada
de naranja, día con día,
nos reconforta y alegra
y nos nutre y vivifica.

Mermelada de naranja
y pan y aceite de oliva
y sorbitos de café
con leche...¡Ah madre mía!

En Lora de los Naranjos,
del Río y las golondrinas,
los inquietos gorriones
y las muchachas bonitas,
el griterío de los niños
la vida nos dulcifica;
que las mañanas en Lora
son únicas y bellísimas
y los desayunos son...
¡Ven a Lora y testifica!

JUAN CERVERA SANCHIS JIMENEZ Y RUEDA

De "LORA DEL RÏO Y DE LAS NARANJAS"
-capricho poético- 2014




TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

Lectura poética de la semana: San Francisco de Asís

Pues es dando que recibimos, perdonando que se nos perdona, muriendo como nacemos a la vida eterna.

San Francisco de Asís

San Francisco de Asís


TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

Misterio

El árbol del olvido
deshoja ascuas de memoria.
¡Lluvia de estrellas!,
en el misterio de un estanque.
Y un niño, Abraham,
se desconoce a sí mismo
al abrir un puñado de huellas del camino.
Camino va a la tumba de su abuelo.
Huele a hierbabuena el camposanto.
Y un epitafio de ondas de luz
se refleja en el agua de las flores.

Abraham Peralta Vélez 27 de octubre de 2013




TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

martes, 29 de octubre de 2013

HAIKÚS

1.-En los rosales
se balancean las rosas
al son del aire.

2.-En el camino
cada paso se encuentra
consigo mismo.

3.-Vuela una abeja
sobre la malva en flor
de la cuneta.

4.-Gota tras gota
el agua en los cristales
cuenta su historia.

5.-Se abre una puerta
y el que sale no sabe
si sale o entra.

6.-Me maravillan
al filo de la acera
las margaritas.

7.-La primavera
me devuelve de súbito
la adolescencia.


 8.-Cruza una nube
el ancho cielo azul
huye que huye.

9.-Las golondrinas
vuelan sobre los charcos
locas de risa.
 

10.-Aún no ha nacido
el niño que he de ser.
Madre, tú hijo.

JUAN CERVERA SANCHIS JIMENEZ Y RUEDA


TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

...

Hoy la nubes me amaron volando golondrinas
mientras un saxofón era río entre sus alas.
Los peces nunca vistos cruzaban el Atlántico
y el Pacífico, cirio azul, golpeaba
la aridez del insomnio en su noche abandonada.
Un niño por la rabia de un hacha era mordido
hoy que ya es mañana, hoy que la raíz crece.
Agita nuestras vidas la azucena herida
                                             y la matadura
de la rosa de mil pétalos llueve en la aurora.
Hoy agita sus aspas de memoria la vida.
Hoy soy ella de espuma.
                              Se emborracha la vida
en el río minúsculo de un grano vacío
en que el oro se gesta para morir el tiempo.

No sé por qué sentado hoy en la banca
de una buganvilia hora de la tarde
me dolía el pecho como si el hilo de seda
                                              se cortara.
Una lágrima de lluvia se evapora.

Abraham Peralta Vélez 27 de octubre de 2013




TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

sábado, 26 de octubre de 2013

MUDANZAS

¡El aire vuela en golondrina!
En la prisión de la herida, estoy.
¿Cuándo vendrá la mudanza
por mis macetas de maguey?
¿Cuándo mis gatos se irán por las coladeras?
El aire da surcos de bota en el portón.
Yo intento estar en tu estanque, pajarillo.
Espero. Le pregunto a tu vientre por la luz.

Abraham Peralta Vélez 27 de octubre de 2013

TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

FUEGOS

Todos los días sale sol. El aire se respira. Los pulmones de la vida abren de par en par su alas. Y uno apenas se da cuenta de la noche, porque los párpados le pesan. Y uno se da cuenta de que es pobre, porque tiene hambre, pero no se da cuenta que amanece, porque está lleno.
Sin embargo no importa, ya está dicho que miremos la ventana con nostalgia en la sala de emergencias. Ya está dicho que un segundo nos demos cuenta que amanecimos para amanecer de nuevo. Y sintamos que la muerte nos inflama al salir el sol todos días.

Abraham Peralta Vélez

TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

viernes, 25 de octubre de 2013

FUEGOS: Libros

En el aeropuerto pensé: los libros son el centro del mundo. Y en la biblioteca, callé. Mi corazón contiene galaxias indecibles.
 
Abraham Peralta Vélez

TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

Lectura poética de la semana: Amor Budismo

Nunca deja el odio de existir mediante el odio; el odio cesa con el amor: es una ley eterna.
Budismo 500 a. C.
Juan Mascaró, Lámparas de Fuego, Editorial Diana, Tradición Sagrada de la Humanidad, 1972.

TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

Espina

Con una espina basta,
quien lo podría pensar,
basta con una espina
que hiera la orrilla, minúscula,  
del alegre aroma,
para que el escarlata
                            de la rosa,
quede por completo
en la sombra de la espina.

Y la sombra sea la flor
y la flor espina sea.
  
Abraham Peralta Vélez 24 de octubre 2013 






TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

jueves, 24 de octubre de 2013

Juan Cervera Sanchís J. y R. 8 décadas de vida y amor, de poesía y esperanza


TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

Juan Cervera Sanchís J. y R., un perfil, expreso de café cortado


Por Abraham Peralta Vélez

Aún lo veo en la mesa del café. Inquieto, espontáneo y alegre, tomaba un expreso cortado y no más. A los setenta años, solo el alma le dolía. Por sus hábitos sencillos, gozaba. Juan Cervera Sanchís Jiménez y Rueda tenía salud y parecía que acababa de nacer. Puntual, constante, nos esperaba tras la mesa del café, con su libreta, su periódico, algún libro, alguna revista y sus poemas en hojas sueltas y sus poemas que pronto, con regocijo, nos leía y nos regalaba una copia. Centrípeto, atraía la vitalidad de la tertulia. 
 
Claro en su vestir, no traía una rosa en el ojal, sino al río Guadalquivir, a las nubes, al amor, y a la herida de ser hombre. Sus zapatos cafés, con minúsculos resquicios de polvareda y cielo, lo contenían, eran ya su alma. Caminaba, siempre, caminaba, negado desde siempre a tener un automóvil, a no ir con los de a pie y a no vivir las derrotas del transporte público. Con su guayabera, recordaba "a la calor" de la Giralda y la Giraldilla, a las palmeras de su Lora del Río. Pasaba el pañuelo por su cuello, sudaba. Su ropa era prestada, porque de paso andaba. Sus pantalones a veces le quedaban grandes, porque de prestado andaba. Con miras al más allá, la vanidad no le vestía, sino la pulcritud del cielo. 
 
Y así como su indumentaria, jamás poseyó un palmo de tierra. Vino a México por amor a su amadísima Axaí y se fue dejando ideas y versos, belleza y pensamiento; se fue quedando, en este México de nadie suyo; se fue dejando por aquí y por allá rastros de vocación y se fue liberado de sus pertenencias, más que poseedor de algo. Vino a México fundamentalmente por amor, y, en consecuencia cantó e intentó por cualquier medio, como ediciones de libros, revistas, trípticos, presentaciones, tertulias, difundir la poesía. Dos grandes amores, por tanto, le dieron vida a su rebeldía: Axaí y la poesía. Juan Cervera Sanchís ha sido un poeta del amor. Su vida lo testimonia y su obra lo canta. Un amor que lo trascendía y eternizaba.

A veces llegaba vociferando al café: "nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar que es el morir". Y no sólo eso, sino afirmaba que caminaba entre muertos vivos y entre vivos muertos. Jamás supimos bien a qué se refería, saquen sus conclusiones. Convivíamos, en efecto, con el autor de A orillas de un río, de los Sonetos Vegetales, de Silencios, de Carcajadas, y de Visión de la ebriedad. Vivía sus ideas, si se me permite decirlo, de manera natural, espontánea. Tenía, no un credo, sino una vibrante homilía. Verlo cada fin semana era no sólo rememorar, sino revitalizar lo dicho. Hacía sin decirlo y al decirlo, lo rehacía.

Aún lo veo, sí, aún lo veo, platicando de su ración de papaya, de su jícama, de su sopa de verduras y, con algarabía, de las manzanas. A cuenta gotas, comía. Y bebía el agua simple, superior a cualquier otra bebida. "Tomar el alimento necesario, no lo que el paladar os pida o lo que la costumbre impone", decía Krishnamurti, y parece que escucho a Juan. "Jamás descuides la salud del cuerpo. Dale con mesura comida, bebida, ejercicio y descanso, ya que armonía es todo aquello que no perjudica", Pitágoras en sus Versos Áureos, y parece que escucho Juan.

Juan Cervera Sanchís Jiménez y Rueda, lleno de memoria por sus antepasados, antes que poeta, ha sido un sabio o su vocación como poeta ha sido la de sabio. De esos que, antes que decir palabra, la viven, y al vivir en la flama de su destino no pueden helar su saber. Entonces lo cantan, estremecidos llevan la verdad al canto, imposibilitados en su fervor a la verdad abstracta, entumecida y teórica. En la máximas de Confucio se lee: "Tsé-Kung preguntó: ¿A quién llamas sabio? Le respondió el maestro: A aquel que primero convierte sus palabras en actos y después enseña". Aunque a Juan, si le preguntara, allende mi opinión, contestaría a la manera Sufi y también Socrática: "yo soy un idiota, que nada sabe". 

Abraham Peralta Vélez y Juan Cervera Sanchís

Así nos hablaba, con su breve café, expreso cortado. Eran sus aulas, los cafés: el Jekemir, el Emyr, el Gran Premio, el café del museo Franz Mayer, o en los años setenta, el clásico café La Habana. La calles eran los pasillos de su institución, las de la colonia San Rafael, Bucareli, Independencia, Artículo 123, Juárez... las calles del centro de la ciudad de México. Caminar con él, que iba con sus lentes oscuros, a prisa, era vivir su enérgico camino, perseguir sus ideas a un paso nervioso, cuidadoso, y verlo, sea dicho, mentar algunas madres para cruzar la calle. Cuestionaba y apuntalaba, reiterativo. Entre anécdotas aconsejaba al despedirse aprisa:"¡no te pierdas!"

A cualquiera le tenía una labor, una idea, una inquietud, un golpazo. Mientras lo conocí, no dejó de impulsar pequeñas ediciones, de escribir y de platicar. Tenía muy claro que la vida se nos iba. Había que aprovechar nuestro minuto fugaz. Bromista, encabronado, alegre, platicaba con los meseros, sus grandes amigos, y por su puesto perdía el tiempo con su caterva de amigos.

Tuvo destino y lo mantuvo marcado en esa mano huidiza que a hurtadillas revoloteaba. Sus ojos grises, negros, verdes, azules, se perdían sorprendidos de estar vivo. A Juan Cervera le bastaba cualquier sitio para conocer el mundo. Así como al conocerse a sí mismo descubría el universo. Creía, como pocos, en la fidelidad, en la contención de los deseos, que para él significaba libertad y liberación amorosa, descubrimiento inacabable de la amada. Hombre solitario, de pocos amigos, hacía amistad con cualquiera en su alegría. Su charla era veloz y gorrioncilla.

Escribía sus versos en una caligrafía apenas legible para el extraño, inquieto en el sillón, ante la mesa del café, con su libreta barata tamaño francesa, con su mano izquierda, recóndita, huidiza, y con una pluma Bic. Uno se iba acostumbrando a los surcos inquietos de su pluma, como quien aprecia, de a poco, la prisa de un gorrión enredado en sus sueños. Ya su caligrafía era un sello innegable. Solía escribir diario, como quien sabe que pronto terminará su camino, bajo la máxima: "lo que vayas hacer, hacerlo presto"; asimismo, escribir para él significaba vivir, vivir, ¡vivir!, de manera auténtica, en la verdad de la poesía, en "el momento poético que nos ofrece la iluminación cósmica".

Aún lo veo. Sí, hoy, como domingo de aquellos, que vine al café Emyr y no hay nadie. Estoy solo. Sin embargo, mucho inquieta Juan Cervera Sanchís J. y R. el vacío de estas mesas, porque tanto río era este hombre caminante, que permanece el eco de su cause. Puedo afirmar, por último, que Juan era un expreso cortado: puntual, despierto, vital y breve como un haikú, una fuente inagotable de asombro y armonía.

TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

Materia y espíritu en Juan Cervera Sanchís J. y R.

Por Alicia Noemí Castillejos
 
Agradezco la invitación para poder hablar con ustedes en esta celebración por el aniversario número ochenta del poeta Juan Cervera Sanchís y Rueda. En principio me arriesgaré al hablar sobre él y su obra, pues es vasta y diversa, de manera que encontrar una forma de unificar su voz parece imposible, y, en efecto, lo es.  
 
Entre un poemario y otro, como entre las hojas sueltas que el viento deja en el camino, como semillas fértiles en todas las tierras, tomo el poemario: Los dioses mueren mil veces, a fin de conversar con el material de aquel “martillazo del otro yo” cómo lo dice él, que le provoca escribir.
 
Cuando inicié mis primeras lecturas, noté un filtro que Juan Cervera colocaba con tanta sencillez y naturalidad en mis sentidos. Y ahora, me arriesgo a decir que ese filtro es el proceso, el camino del poeta con los tiempos que marcan la proyección constante hacia el futuro. No obstante, el pasado es un hito que revive a cada paso en cada palabra de sus versos.
 
Juan Cervera, poeta irrevocable e indisoluble, es la fisonomía de su obra. Tiene la virtud de ser el sabio de las multitudes presentes y da cuenta de lo minúsculo que es el hombre en contraste con el universo infinito, y pienso que para leer a este poeta, sólo hace falta escuchar el canto del hombre como quien escucha un ave cantar en primavera.
 
Él no se esconde en la palabra, por el contrario, juega con las formas, coquetea con la muerte sin burlarla; convive, y, así, vive. Lleno de tristeza límpida, prefiere los dobles sentidos, remueve y vuelve suyo el movimiento en espiral del tiempo y sus causes. La muerte infalible lo disolverá como el río cuando desemboca irremediablemente en el mar, unificado se transforma en energía pura y natural del universo, será su alma repartida como nutriente de la tierra.
    
Juan Cervera Sanchís
Los dioses mueren mil veces, el primer sonido de infinito, es un proceso espiritual y material del poeta. Al contacto con el mundo, el poeta, admite su condición de hombre y sin miedo se entrega a su destino sin interés, pero en pacto con la vida: vivirla con amor, soñando, escribiendo siempre, recrea apasionado y nostálgico. A distancia aparece como un dios enfermo que se quita la venda de la grandeza y se da cuenta que vive en un mundo sin dioses, donde todo es espejismo, una ilusión. Sueña su muerte y la vive, y a través del dolor aprende que el fruto de la sabiduría es la muerte constante. Los secretos no se dicen, se viven, este es el orden de la vida divina y terrenal. El secreto del sediento no es la sed precisamente […] para poder nacer los dioses mueren mil veces.
 
A modo de dedicatoria abre el poemario y ofrece experiencias como alumno de una gran y no basta escuela del camino, y hace ver el proceso con mucha lucidez y humildad. La transformación del poeta como flujo continuo del universo pasa por el joven experimental, aquél que quiere alcanzar el universo, la luz. Así como la noche corretea todo el tiempo al lucero sin verlo nunca y sin saber el origen de la palabra precisa descubre la fertilidad del poema que está por nacer. Se convierte en libre sin conocer su destino, no hay memoria, ni lugar, pero sí tiempo medido, deseo de nacer a través de la conciencia sensorial y en la jaula de la lluvia arden los sueños del vino.
 
La vida de este hombre no se acota en un anecdotario, sin embargo a través de ellas la memoria resucita el pasado anhelado, y en el presente se reintegra con los maestros que se van, que se han ido. No obstante, en la crisálida se tejen los poetas y maestros, en la cual aguardan en espera de ser mariposa, símbolo de libertad. En este tejido, pues, el temple del trabajo joven y la admiración hacia el trabajo experimentado sustrae el néctar del alma de la mejor autenticidad.

La mejor forma de crecer depurando vicios de expresión es seguir el flujo del camino, ser corriente, sentir, nacer, pensar, perseguir la forma, preguntarse los enigmas de siempre: ¿de dónde vengo?, ¿por dónde paso?, ¿cuál es el lugar al que me dirijo? Es todo y nada a la vez, con mucha pasión. Volar tan alto como Juan Cervera fija el deseo de conquistar el aire, que es inconquistable. Afirma su existencia: bajan las estrellas al morir en ráfagas de luz a su cuerpo y entra a “La Casa en ruinas”.

Desde la puerta es observador, no juez de la calle, reinventa, recuerda, hasta abstraerse en sí mismo y confundirse con todo, preguntarse ¿Quién habita aquí dentro, quién gobierna aquí dentro? La respuesta “yo” se vuelve capricho íntimo, decide soñar, construir lo que quiere, hoy no es hoy ni lo que tengo es mañana, mi futura muerte, mi destino.

Tiempo de Lora protege la palabra dicha una y mil veces, en “Para llegar a ti”, canto de amor, la palabra es inútil ciertamente para expresar lo inefable del amor, que raudo nombra enamoradamente lengua adentro. Es golondrina que retorna en “Aquel tiempo”, donde la niebla gris del presente regresa nostálgico a los quehaceres del pasado pleno, donde obtiene el pensamiento y la libertad. En la duda ama lo inefable del nombre, sustrae el significado no el designio. Todo es ilusión sólo un mal sueño, pero de los sueños vivimos, sueño somos de algo misterioso, sin nombre. Soñando es la única forma de ver este mundo ampliamente e irse en retroceso es nacer de la muerte. El corazón imagina y sueña/ que las tierras áridas reverdecen, / y que en el viejo cementerio de la aldea/los muertos resucitan.

¿Quién decide olvidar, recordar, resucitar, Juan Cervera a capricho nada más o aquélla mano superior “Asesino de memorias” quién controla el universo?

Andalucía es productora de heredades energéticas, lugar prolífico de flores y misterios. Este momento del poemario es una oración de retorno a ese lugar hermoso y divino. Es una serie de fotografías del lugar en donde los sentidos se vivifican: a mirarse en la sed de tus magnolias/con ellos morirás para vivir por siempre. Bajo la existencia de la imaginación y ser con ella, el poeta llega a la culminación y corazón de su obra: Oh Andalucía…común agua corriente rumbo al mar, Oh Andalucía.

Integrado con la unidad del mundo, con los diez sonetos se mueve hacia el sentido infinito de este y del tiempo como hombre finito en movilidad infinita. Juan Cervera no pretende ser distinto al natural sentido de su ser, el es múltiples formas, condición amplia de hombre sabio. Su filosofía es dialéctica clásica de la vida y la muerte, del ser y no ser, reducción finita a proyección infinita, es carne y espíritu, mente y corazón, y entre estas dicotomías, él, canto abierto al mundo, corazón palpitante.

Reconocerse hombre no significa estar exento de debilidades, falta de virtudes ni huida de deseos negados, es disciplina espiritual constante con el mundo, y con uno, el verdadero trabajo. Afortunadamente, dice el poeta, la vida no es una enfermedad incurable. Despreocúpate. Aunque sea parte de ese flujo temporal circular sigue siendo hombre que sueña, que muere por amor, que vive por él, caminante del llanto y de la lluvia, caminante del destino en laberintos variables.

EL DIOS ENFERMO es filosofía de la vida. ¿Quién es dios sino la ilusión del orden de nuestras vidas, cómo sabríamos los hombres del amor sin amar a otros hombres, cómo reconoceríamos a un dios o algún ángel si no vemos los restos de las alas que nos han sido cortadas por ellos para ser arrojados a imagen y semejanza de ellos, convertidos en luz de polvo?

Juan Cervera Sanchís se crea y se recrea a cada paso con cada hito en el camino. Ser dios, hombre o flor, ¿cuál es la diferencia? Siempre sufrimos el dolor de la misma manera, vivimos y morimos igual, pero la sensación la vive la piel diversa, la que se ausenta, se engaña, se tropieza.

El dios está enfermo de tristeza por tener el poder del silencio y la palabra. En la memoria del olvido, sin veneración de la fe, de la esencia, este dios a nacido en un época donde el hombre es lo que es y nada diferente, pero existe la esperanza del fruto, del futuro de nacer, de curarse del dolor con la alegría y la sonrisa, pero también con el grito de la rebeldía y del reclamo: Con su universo cansado y a punto de derrumbarse/ el Dios enfermo se inclina sobre un lecho de agua y aire/ y descansa en sí mismo por la ilusión de un instante.

Sabe que no hay remedio a esta vida más que la muerte. ¿Quién es el hombre si no la vida expresada por dios, si somos su misma expresión, y si dios está muerto, somos una vida de ilusiones. Juan Cervera, poeta del alma, reconoce, sabe que somos en el dios enfermo recreación constante de uno mismo en todos los lugares.



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