Todavía es lo que siempre ha sido:
ídolos, títeres y tramoyistas.
Todavía oradores, bandidos,
sultanes, religiones progresistas.
Todavía hambre. El enfermo herido,
la pobre fortuna y el alquimista.
Todavía naufragio. Abstraído
en sus contrarios, el equilibrista.
Todavía anárquico, decidido,
alquímico rebelde y vitalista.
Todavía desierto adolorido,
el mar, inflamado por nihilista.
Todavía trasciende el sin sentido
a carcajadas el pobre ilusionista,
todavía sabiendo que está perdido,
la pena de la vida que conquista.
Abraham Peralta Vélez. Sin sueño. 6 de marzo de 2011