lunes, 3 de junio de 2013

¿De acuerdo?

Me suele suceder
que amanezco llorando.
¿Te pasa a ti lo mismo
algunas veces?
Todos amanecemos,
pienso yo,
hay días así,
inevitables días,
con lágrimas que queman
nuestros ojos
entre llamas de ausencias.
La vida de repente,
¡ah la vida, la vida!,
nos golpea sin piedad.
Ante ello, ¿qué podemos hacer?
Yo pienso que llorar y llorar
y, agotadas las lágrimas,
sonreír y cantar
y darle, finalmente,
a la vida, tan real y fantástica,
una simple y humilde
lección de sencillísima alegría.
¿De acuerdo?
  
ERA

Era bella
aquella estrella.
Era aquella
estrella bella.
Era bella, bella, bella
y, el tiempo, cruel,
su belleza destruyó;
que es un destructor el tiempo;
que no tiene corazón, que no,
que no, que no sabe el tiempo
de sentimientos ni amor.

JUAN CERVERA SANCHIS JIMÉNEZ Y RUEDA
Lunes 3 Junio 2013.
Colonia San Rafael. México D. F.





Polvorienta

Nací mientras el vientre de la ausencia,
por el tacto, quebrábase y paría.
Que mi tacto quebró la hora vacía,
mientras me embalsamó, la luz, presencia.

Mordí de la luz, luz, la difluencia.
Mientras que tacto, luz, recién nacía,
lumínico, difluente, me moría,
luz de la luz, mortuoria lactescencia.

La luz que en tacto rompe, polvorienta,
me amortajó el tiempo de su vientre;
me hirió con el amor de su espejismo.

Hizo de mí su vaso, su hermetismo
frágil, su callejón que se fragmenta
a cada instante que la luz concentre.

Abraham Peralta Vélez,
20 de mayo 2013, madrugada,
D.F., casa de la Unidad Modelo.


Abraham Peralta Vélez

Haikús de la niña axaí

¡Oh, Dios supremo!
Es un haikú mi niña
de carne y hueso.


Axaí, mi niña.
Tan niña de mis ojos
y luz tan mía.

Niña, Axaí,
estrella de mi cielo,
amor sin fin.

Haikú viviente,
pedacito de gloria,
nube riente.

Azul de azul.
¡Oh, niña de mi alma
y alma haikú!

Haikú de vida
es mi niña Axaí
siempre tan niña.

¡Oh, mi Axaí!
Mi vida, vida mía,
es para ti.

Tu miniatura
abarca el universo
de mi locura.

Niña poesía,
poesía siempre niña
y enniñecida.

Con tu niñez
mi niño haikú vuelve
a renacer.




Abraham Peralta Vélez. Nubes.