martes, 24 de enero de 2012

En claro

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Hay que ir quitándole
sofisticación al verso,
dejar de ser relamidos,
dejar la pantomima,
hablar llanamente.
Desnudarlo con tacto
como a una mujer pudorosa.
Decir: “yo amo”,
así nomás, repertirlo
hasta el cansancio
con el corazón en las manos,
con el corazón de siempre,
del primer hombre que dijo:
“te doy mi corazón”,
como un pedazo de pan,
una sopa caliente,
un vaso de agua fresca.
Un verso llano
compartido y bello.

Abraham Perlata Vélez, 24 de enero 2012.