jueves, 3 de febrero de 2011

A salvo


Falló  la luz  eléctrica.
Internet vio  apagarse  su pantalla.
Se  redujo el espacio, para  muchos,
a un mudo punto negro.

Un hombre, entre penumbras,
se  entregó  a  la  lectura
de un diminuto libro de versos luminosos
valiéndose  de un rayo  de luna en su ventana.

 El mundo, de repente, quedó a salvo
de frías interferencias.
El canto  dulce  del ruiseñor
iluminó  las almas  y dio voz a la  noche.

       JUAN  CERVERA  SANCHIS
       México D. F.  2011