miércoles, 5 de enero de 2011

PIEDRECILLAS NOSTÁLGICAS

Estas pequeñas piedras que aquí ves
a ratos se me mueren de nostalgia.
Llevan años conmigo, muchos años,
las fuimos recogiendo, allá en Andalucía,
del lecho de un arroyo, Eva Trigo Cervera,
una niña de ojos grandes y azules
y la cabeza a pájaros de colores y ensueños,
y yo, que aún todavía, no he podido,
y ando ya a unos centímetros de mi adiós sin retorno,
dejar de ser un niño con la cabeza a pájaros y a estrellas.
Estas pequeñas piedras que guardo en una orza
de suave y rojo barro y agua viva y cambiante,
hay días, y así lo siento yo en lo hondo de mi alma,
que se andan deshaciendo de tristeza,
aunque siguen ahí, en apariencia frías como el hierro,
pero yo sé, lo sé y lo siento y lo sufro;
sé que ellas, estas silentes piedrecillas,
sueñan, sueñan y sueñan y añoran y añoran
retornar al susurrante y dulcísimo lecho
de aquel humilde arroyo que, allá en Andalucía,
iba, y aún sigue yendo, rumbo al Guadalquivir,
para sumarse a su viva corriente y entregarse a la mar
de todos los olvidos y todos los recuerdos.
Estas pequeñas piedras, y yo lo sé muy bien,
se me andan muriendo de nostalgia por volver,
aunque saben que ya nunca jamás ni jamás nunca,
y eso duele en extremo de todos los extremos,
volverán al dulce y juguetón
lecho de aquel humilde y cantarín arroyo
donde un día nacieron.
Estas pequeñas piedras que aquí ves
están vivas, tan vivas como el arroyo aquel,
como el Guadalquivir y Andalucía
y nosotros y el viento que mueve las veletas
en las más altas torres de nuestros niños sueños.

JUAN CERVERA SANCHIS
México D. F., 2 de Enero 2011