lunes, 28 de junio de 2010

DISTANCIA

La distancia me da
tu imagen más amada.
No te acerques, por Dios,
que no quiero sufrir
el duro desencanto
de la proximidad
que todo lo destruye.
Guardemos la distancia,
esa exacta distancia
que evita que el amor
acabe destrozado
y muriendo de hastío.

JUAN CERVERA SANCHIS

Porque el saxofón también es poesía.

MÉXICO Y EL SAXOFÓN, Por Juan Cervera Sanchís

A mediados del siglo XIX, el constructor belga Adolfo Sax, quien en realidad se llamaba Antonio José, y quien viviera entre 1814 y 1894, inventó un instrumento musical al que daría el nombre: saxófono y que en nuestro idioma pasó a llamarse saxofón.

Construyó su invento, hombre de admirable ingenio, en seis modelos, que todavía permanecen y que llevan por nombre: soprano, saxofón alto, saxofón bajo, saxofón tenor y saxofón barítono.
Sax editó a su vez un método, escrito por él naturalmente, para enseñar a tocar su invento. O mejor dicho: sus inventos. Hay que notificar que José Antonio Sax, o Adolfo Sax, como se le conoce, inventó, aparte del saxofón, la saxtromba, el saxhorn y la saxtuba.

Su gloria, empero, se la debe al saxofón, que pronto fue aceptado por los músicos y encontró admirables ejecutantes. Entre los grandes saxofonistas a nivel universal es célebre el nombre de George Washington Jr.Brilla también con poderosa luz propia Charly Parker. No se diga Jerry Mulligan,Hornet Colleman y Man Holkine. En verdad el saxofón ha encontrado a fervientes amantes de su muy especial y puro sonido de alta e incuestionable calidad. No es nada fácil tocar este instrumento, pero cuando encuentra a su virtuoso su sonido es seductor.

En México, desde su llegada a estas tierras a finales del siglo XIX, el saxofón encontró excelentes ejecutantes. Curiosamente en las historias de la música mexicana, se registran y exaltan, hablando de ejecutantes, a pianistas, violinistas e incluso a trompetistas, como es el caso de Felipe León. Desafortunadamente a los saxofonistas no se les da la menor importancia. Ignoramos las causas de esta indiferencia hacia ellos por parte de los historiadores.

Hablando de esto con el saxofonista Matías Santisteban nos afirmó con conocimiento de causa:
“-En México hemos tenido y tenemos valiosos, y me atrevo a afirma que extraordinarios, saxofonistas”
-¿A qué crees tú que se deba que ni siquiera se les cite en las historias, pocas, que hay por ahí, divulgando breves reseñas biográficas de ejecutantes? Recuerdo en esas historias fichas biográficas de violoncellistas como Francisco Cárdenas Flores; organistas como Nicasio como
Julián Zíñiga; flautistas como Agustín Oropeza; violinistas como Anastasio Flores, pero ni una sola de alguno de nuestros saxofonistas. ¿No te pareceinjusto?
“-Es muy injusto y, ello, deja al descubierto la ignorancia de esos autores respecto a nuestros saxofonistas. Entre los que hay algunos de prestigio internacional.”
-¿Cómo cuáles, Matías?
“-¡Hombre!, aquí y ahora de memoria me temo que pueda olvidar a alguno de ellos.

Nuestra plática transcurrió en el café San José, de las calles de Ayuntamiento, muy cerca de la casa donde estuviera la celebérrima y legendaria radiodifusora XEW, llamada también “La voz de la América Latina”, en sus tiempos de gloria.
Matías Santisteban continuó:

“-Te daré varios nombres, pero hay más. Por ejempo: Luis Cabrera “El Pilón”, quien llegó a ser el primer saxofonista de la gran orquesta de Luis Arcaraz. En verdad fue extraordinario y cuantos gustamos del saxofón lo admirábamos y lo escuchábamos casi con religiosa devoción”.
-Por favor, Matías, más nombres.
“-Ahí te van. Me acuerdo de Freddy Noriega, al que llamaban “El Kennedy”. Era estupendo.”
-Oiga, Matías, ¿y por qué eso de los motes entre los saxofonistas?
“-Los motes no son cosa única entre los saxofonistas; en México, pues así somos los
mexicanos, son comunes en todas las profesiones; pero el mote no quita ni añade
talento al músico”.
-Correcto, Matías. ¿Qué otros saxofonistas mexicanos consideras de primero nivel?
“-Popo Sánchez me parece fenomenal, y volviendo a los que tienen mote, no quiero olvidar a Héctor Hallar “El Árabe” y mucho menos a Alfonso Martínez “Pochito”, Eddy “El Chato” Urbina
y Tomás Rodríguez “La Negrita”. Con estos nombres es más que suficiente, creo yo, darte una idea, de la cantidad y calidad de nuestros saxofonistas.”
-Siento, Matías, que estamos olvidando a uno.
-“¿Cuál?”
-Se trata de un señor que nos descubrió Cristina Pacheco en su programa del Canal 11 “Aquí nos tocó vivir” y que se llama José Peralta.”
-“Ah, sí, hombre. Lo conozco. Es uno de los mejores, por no decir el mejor, saxofista callejero, y de cantina, que tenemos en la ciudad de México. Te puedo decir que yol o he escuchado en la cantina “Los Hijos de Ultramar", que está por el rumbo del mercado de Río Blanco. Te puedo decir que es muy bueno, pues también en las calles de la ciudad te encuentras con músicos que merecen nuestro respeto”.

Cierto y muy cierto que en México ha habido y hay auténticos virtuosos del saxofón que, si fuera posible revivir a los muertos y reviviéramos a Adolfo, o Antonio José, Sax, se deleitaría en extremo escuchándolos.



Aquel loco

Aunque todos hacen leña
del triste árbol caído
sin una pizca de pena,
aquel loco quiso hacer
una luminosa estrella.

Quiso y lo hizo aquel loco
embriagado de inocencia.
Aquel loco, el loco aquel
que creía en la belleza.

JUAN CERVERA SANCHIS

DESNUDO

Se fueron todos y todo
se sumergió en el silencio
y yo, en silencio, sentí
que yo era al fin yo sin ellos.

Desnudo ante mi verdad
decidí prenderle fuego
al bosque de mi mentira
y arder por siempre en el cero.


JUAN CERVERA SANCHIS

Coplas urbanas

Desayuno huevos rojos,
chile verde y café negro.
Reposo, pienso, e inicio
con huevos un día nuevo.

Los tendré y sí bien puestos,
me digo solo y a mi mismo.
Sólo así se puede enfrentar
la chingadera y el cinismo.

No hay de otra vida, me digo,
y sin suicidas, mejor.
Nada cambia, esto apesta,
a costumbres de lo peor.

Sí, seguimos y seguimos
a los ídolos pendejos
de silicón desechable
y corazón de oro muerto.

En la gran fiesta y ocultos,
ganan lo que a ti te cuesta,
trabajar horas extradías,
eso a él jamás, ni le interesa.

Estamos en la gran farsa
y todo puesto en escena
por la gran marca en boga
y muy altas sombras con metas.

Espero no me chingen hoy
mientras camino y trabajo;
espero salir con vida
y no caer necesitado.

Sé que no todo yo te doy
o esperas más, más de mí,
de lo que yo puedo darte,
o amarte libre a ti.

¿Por qué ser esclavo el uno
del otro y el otro de otro?
¿Y por qué la maldición
de ser, si todo es tan poco?!

Cuesta tan caro todo esto:
los huevos, la fe gastada
en poder, si es que se puede,
lograr algo, y sin farsa.

Quiero tener los huevotes
para poder enfrentar
el monstruo que es la vida
y morir vivo y en paz.