Hasta ahora mi vida ha transcurrido
de mentira en mentira. La vida difícilmente nos
permite afrontar cara a cara la verdad. Vivir,
como dijo el sofista, es mentir. Se vive en el
engaño de sí mismo y de los demás. En tanto
vivimos usamos toda clase de antifaces y máscaras.
El arte del disimulo es parte de nuestro diario
quehacer. Lo que realmente pensamos y sentimos rara
vez lo ponemos al descubierto.
Vamos y venimos por la vida
aparentando ser el que no somos y quisiéramos que los
otros creyeran que somos. E incluso nosotros mismos,
ya que nos encanta engañarnos.
Todo esto queda al descubierto cuando
la muerte nos alcanza y nos desenmascara. La
muerte, sin contemplaciones, nos deja al desnudo
ante nuestra ineludible verdad. Esa verdad donde
no cabe la más mínima mentira y no es posible
compartir con nadie, pues si bien la mentira es
gregaria y en ella cabemos todos, en la verdad, que es
la muerte, únicamente cabe nuestra individualidad
desnuda ante el juicio de Dios.
JUAN CERVERA SANCHIS
Noviembre 2011. México D.
F.