viernes, 11 de febrero de 2011

VIDA EN FUGA


La niebla de tu oleaje baila en mi cuerpo.
Inaprensible corazón solitario. Se escapa
el crucero de tu desnudez cálida. Lloran las gaviotas.

Se evaporan delfines rosas en la mar,
como una brisa diamantina
que ingrávida se extravía en el aire. 
 
Niebla tus besos. Nuestros besos fugaces,
embarcaciones enamoradas
a la memoria de nuestras heridas continentales.

Me dolerán las guacamayas
cuando vuelen por mi ciudad abandonada
y recuerde el iris desnudo de tu oleaje.

Burbujas de peces amarillos
tintinearán en el recuerdo
del roce de tus muslos en mi olfato.