lunes, 25 de marzo de 2013

JUEGOS SIN IMPORTANCIA

No hay antología que comprenda a la poesía.
No hay premio que pruebe qué es poesía.
No hay beca que haga trabajar a la poesía.
No hay dictaminador que no libere a Barrabás.
No hay taller que enseñe cómo hacer poesía.
No hay poeta que contenga a la poesía.
Lo que hoy es poesía mañana no será.
Lo que hoy no es poesía mañana lo será.
Un poeta es poeta por cómo se agarra de la vida.
Un poeta es poeta por cómo escribe su agarramiento de la vida.
Un poeta agarrado y sin escribir es poeta.
Un poeta sin agarrarse y escribir no es poeta.
La poesía está más allá de lo entendido por poesía.
L A P O E S Í A ........................................................

¡Qué importa! ¡Vanidad de vanidades!


Don Nadie

domingo, 24 de marzo de 2013

Cambio de diseño

Hoy entra la primavera. El sitio que habitaba la quietud se va transformando en un inmensísimo oleaje de sutilezas. El mundo incesante transforma su apariencia y el ambiente se refresca.

Tal sentimiento me anima a cambiar el color, la imagen, la tipografía... para refrescar lo que parecía anquilosado. Ojalá les guste. Salud y alegría, queridos lectores.

¡Y más poesía para que florezca el alma!

METAHAIKÚ
¡Es primavera
en diecisiete sílabas
mi vida entera!

Abraham Peralta Vélez

sábado, 23 de marzo de 2013

Sólo tú

De caminos el mercado
lleno. Sólo tienes tú
el destino de tu tacto.
En el quizá y tahúr
he quedado maniatado.
Oler el devenir: aún;
también ha sido enterrado.
¿La fruta o el ataúd?

Abraham Peralta Vélez

Mercado

viernes, 22 de marzo de 2013

Querer


Se quisieron.
Se querían.
Se querrán.
Se seguirán queriendo.
Lo suyo era quererse cada día.
Lo suyo era quererse cada noche.
Quererse cada día.
Quererse cada noche.
Quererse, sí, quererse.
Se querían.
Se quisieron.
Se querrán.
Se seguirán queriendo.
Querer. Querer. Querer.
Darle sentido. Darle.
Darle vida a la vida.

JUAN CERVERA SANCHÍS JIMÉNEZ Y RUEDA
Colonia San Rafael. México D. F. 21 Marzo 2013.

VIAJO Y HUYO

Viajo por el soneto de la vida.
Viajo de verso en verso y rima a rima.
Viajo sin que el espacio me deprima
y viajo por un tiempo sin medida.

Huyo por el soneto de la huida.
Huyo y huyo y mi huida se sublima.
Huyo y huyo en mi huir con sed de cima
y huyo herido de ti y a toda herida.

Viajo herido de mí. Soy el viajero
que a toda prisa huye de sus pasos.
Soy el polvo doliente del camino.

Soy el arco, la flecha y el arquero.
Soy un sol que agoniza en flor de ocasos
y una sangrante aurora sin destino.

JUAN CERVERA SANCHÍS JIMÉNEZ Y RUEDA
Colonia San Rafael. México D. F. 22 Marzo 2013



PINTURAS: William Turner








lunes, 18 de marzo de 2013

Versos y haikús

LA LUZ NO ES NUESTRA
La luz no es nuestra.
Como la espuma,
tú y yo naufragamos.
La luz vuela y vuela
y nosotros la habitamos.


QUIEN NACE
Quien nace lleva consigo
la cepa del río.
Quien nace lleva consigo
la mar del olvido.

¡Y el río y el mar
es y es uno mismo!
¡Y el río y el mar
es y es uno mismo!

Quien nace lleva consigo
la huella y la nube,
aunque no sepa qué pisa,
aunque no sepa a dónde.  
Quien nace nace perdido,
aunque sea río,
mar, huella o nube.


MULTIMILLONARIO
Multimillonario
es aquel que pierde.
Quien encuentra
el olvido,
quien al salir entra
y sin vivir vive.


HAIKUS
Todo es tan sólo
una lágrima que ríe
y duele y brilla.

Se pierde la ola
y el niño que, con ella,
jugueteaba.


Abraham Peralta Vélez
Abraham Peralta Vélez

Lectura poética de la semana: Kabir y la sabiduría

Cambió el clima. Llueve. ¡Qué dicha sentirse vivo! Descubro lo que permanecía obstinado en su rincón: mi cuerpo, los pájaros, el olor, mis huellas recién humedecidas... Hoy me descubro, por la lluvia, vivo; por la lluvia, mi pensamiento vivo.

Hoy, con esta lluvia, paladeé el significado de la sabiduría y la poesía, porque la la verdadera poesía nos invita a desnudar la luz, nos entreabre un saber intuitivo. Nunca nos deja la puerta abierta, vacila, sospecha, y por vacilar en su eterna víspera, emociona y entusiasma o angustia y entristece. He aquí el verdadera seducción: la invitación a la luz, no la luz misma, sino el roce de lo absoluto de la luz.

La sabiduría supera toda estética, es en sí una estética, un estilo, una poética, una conquista de la forma. La sabiduría es poesía. Un poema que no suponga nada, aunque su forma sea oropel métrico, sino dice nada no sirve para nada. Es un mero lujo, una simple joya de anaquel para señoritos, una exclusividad pura para entendidos.

Alguna vez escuché a un hombre en una cantina decirle a un cursilón: "No hay que ponerle, señor romántico, maquillaje  a las rosas, ellas solas dicen". Quizá la poesía sin ambages no sea la más atractiva para los estudiosos de la literatura, ni para las instituciones subsidiarias, pero será cierta y pulsante, vivificante y verdadera.

Kabir con su poema enamorado nos enseña la lección: no busques más alajas, tu palabra desnuda, como tu cuerpo, es suficiente y hermosa. Sus alegorías y sus metáforas descubren un saber íntimo, oculto en la naturaleza y en nosotros mismos. Su estética expresa sabiduría musical. Si su poesía ha prevalecido, no ha sido por su estructura estética propiamente, o, mejor dicho, además de ella, ha sido por su profundo saber sobre la vida que somos, sobre el camino que buscamos. 


No vayas en pos del jardín florido;
¡oh, amigo!, no vayas en pos de él. 
En tu cuerpo florece el más glorioso de los jardines.

Toma tu asiento sobre el loto de mil de pétalos 
de ahí contempla la Belleza infinita.

KABIR


miércoles, 13 de marzo de 2013

EL ARROZ


El arroz me recuerda a mi abuelo Pascual,
la estación de Azanaque
y los trenes que iban y venían
de Córdoba a Sevilla
y de Sevilla a Córdoba.
El arroz me recuerda
las paellas que hacía mi tío Antonio,
las que hace mi primo
Pascual Sanchís Domínguez.
El arroz me recuerda el dulce arroz con leche
que hacía mi tía Vicenta
deificando el limón y la canela.
Me recuerda el arroz tantos recuerdos.
Cierro los ojos. Veo. ¡Ah, Dios mío lo que veo!
Aires de ayer, lunas de ayer, soles de ayer.
Mis muertos resucitan.
Vísperas. Días de fiesta.
Comidas en familia. Alegría.
Tiempos aquellos tiempos
que el tiempo se llevó.
El arroz, el arroz, hoy, me devuelve
mis días más entrañables,
mis rubias ilusiones de azafrán,
mis fantasías de sal y aceite virgen,
de oliva y verdes, verdes substanciales.
El arroz. Veo a mi madre y veo a mi hermana.
Veo a mis tías y a mis tíos. Veo a mis primos.
Veo a mis bellas sobrinas. A mis sobrinos veo.
Veo y veo a mis seres queridos.
El arroz y Azanaque y mi abuelo Pascual,
Pascual Sanchis Sanchis, tan valenciano él,
y el primero en cultivar arroz en tierras andaluzas.
En verdad el arroz es una maravilla,
ya que en un simple grano de arroz caben mil vidas,
que es más y más que vida el arroz.
¡Oh, arroz mío! Mi arroz que, grano a grano,
llena y llena mi boca de poesía,
que es poesía el arroz y corazón latiente.
El arroz me recuerda...
¡Ay, cómo me recuerda a mi abuelo Pascual!
...La estación de Azanaque
y los trenes que iban y venían...

JUAN CERVERA SANCHIS JIMÉNEZ Y RUEDA
Colonia San Rafael. México D. F. 12 Marzo 2013


EL ARROZ

Lectura poética de la semana: Juan Ramón Jiménez, Eternidades

Juan Ramón Jiménez
El libro Eternidades, de Juan Ramón Jiménez, ha sido, para mí, un regalo celestial, desde que lo encontré en alguna librería de viejo. Con él juego siempre y he invitado a mis amigos a su fortuna: abre una página al azar y llévate un poema, como el pajarito de la suerte o las galletas chinas: nunca sabes tu destino, pero está escrito y resplandece encerrado en las Eternidades.

Este libro, Eternidades, de Juan Ramón Jiménez, contiene precisión, síntesis, elegancia y sabiduría, aposturas que distinguieron siempre a este poeta andaluz. Si algo nos enseñó, sería su actitud infatigable para encontrar la expresión pura, sin requiebros emotivos, ni versos arrítmicos, ni gimoteos propagandísticos..., con plena autoridad y empeño sobre su escrito.

Eternidades se puede comenzar desde cualquier sitio, y mejor abrirlo así y llevarnos el encanto del azar. Hoy me tocó abrirlo en la página 103 con el poema XCI llamado "Canción".

XCI
CANCIÓN 
Me colmó el sol del poniente
                          el corazón de onzas doradas.
                          Me levanté, por la noche,
                          a verlas. ¡No valían nada!

                          De onzas de plata, la luna
                          de madrugada llenó mi alma.
                          Cerré mi puerta, en el día,
                          por verlas. ¡No valían nada! 


 JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

martes, 5 de marzo de 2013

Hermosa

Para ella, ella, mi vida toda

Para ti, para ti, mi vida toda.
Porque eres buena, tú, eres bonita,
como unas hormiguitas embobadas
por la miel, que rompieron
su paso marcial -himno, uniforme y bandera-,
que murieron borrachas en la luz,
en el otoño, bien muertas de lunas de miel.

Porque eres buena, tú, eres hermosa,
y no eres una flor inútil, ni utilitaria,
ni lavaplatos, ni te sirvo más,
y coqueteas a Dios,
y no gustas comer en charola de sirvientes,
y te encabrita el tacón alto y la ceja fileteada.
Porque te basta ser para ser hermosa,
con tus pechos de qué importa
y tu aroma inmenso a gaviotas limpias.

Porque pierdes el tiempo, absoluta,
como una divagante mosca
que olisquea un ramo de sonrisas,
de café en café, sencillamente,
y te basta con ser y caminar
y sentir que construyes bondades de té.
O vas y te recuestas en la espalda de la luz
tremulenta y suave de la luna,
o vas, me das un beso y una lágrima
como unas piedrecillas de tu fe,
y dejas sin calzones a lo ruin,
y abres ventanales a la prisa.

Porque así, tan tú misma, te quiero.
Porque eres tú, bonita,
porque eres buena, tú, eres belleza,
y nadie es como tú, tan hermosa,
y nadie, nadie, nadie, te quiere como yo,
a cristalazos locos de poesía
y a deshoras de amor
en este mundo desenamorado.

Abraham Peralta Vélez







Lectura poética de la semana: I'm co-ming, Virginia, y el capítulo 10 de Rayuela de Julio Cortazar





Capítulo 10

    Las nubes aplastadas y rojas sobre el barrio latino de noche, el aire húmedo con todavía algunas gotas de agua que un viento desganado tiraba contra la ventana malamente iluminada, los vidrios sucios, uno de ellos roto y arreglado con un pedazo de esparadrapo rosa. Más arriba, debajo de las canaletas de plomo, dormirían las palomas también de plomo, metidas en sí mismas, ejemplarmente antigárgolas. Protegido por la ventana el paralelepípedo musgoso oliente a vodka y a velas de cera, a ropa mojada y a restos de guiso, vago taller de Babs ceramista y de Ronald músico, sede del Club, sillas de caña, reposeras desteñidas, pedazos de lápices y alambre por el suelo, lechuza embalsamada con la mitad de la cabeza podrida, un tema vulgar, mal tocado, un disco viejo con un áspero fondo de púa, un raspar crujir crepitar incesantes, un saxo lamentable que en alguna noche del 28 ó 29 había tocado como con miedo de perderse, sostenido por una percusión de colegio de señoritas, un piano cualquiera. Pero después venía una guitarra incisiva que parecía anunciar el paso a otra cosa, y de pronto (Ronald los había prevenido alzando el dedo) una corneta se desgajó del resto y dejó caer las dos primeras notas del tema, apoyándose en ellas como en un trampolín. Bix dio el salto en pleno corazón, el claro dibujo se inscribió en el silencio con un lujo de zarpazo. Dos muertos se batían fraternalmente, ovillándose y desentendiéndose. Bix y Eddie Lang (que se llamaba Salvatore Massaro) jugaban con la pelota I'm coming, Virginia, y dónde estaría enterrado Bix, pensó Oliveira, y dónde Eddie Lang, a cuántas millas una de otra sus dos nadas que en una noche futura de París se batían guitarra contra corneta, gin contra mala suerte, el jazz.
— Se está bien aquí. Hace calor, está oscuro.
— Bix, qué loco formidable. Poné Jazz me Blues, viejo.
— La influencia de la técnica en el arte —dijo Ronald metiendo las manos en una pila de discos, mirando vagamente las etiquetas—. Estos tipos de antes del long play tenían menos de tres minutos para tocar. Ahora te viene un pajarraco como Stan Getz y se te planta veinticinco minutos delate del micrófono, puede soltarse a gusto, dar lo mejor que tiene. El pobre Bix se tenía que arreglar con un coro y gracias, apenas entraban en calor zás, se acabó. Lo que habría rabiado cuando grababan discos.
— No tanto —dijo Perico—. Era como hacer sonetos en vez de odas, y eso que yo de esas pajoterías no entiendo nada. Vengo porque estoy cansado de leer en mi cuarto un estudio de Julián Marías que no termina nunca.

Dos poemas de Juan Cervera Sanchís


VER
Ver y no ver.
Si vieras lo que ves.
Si lo que ves no vieras.
Si ver no es ver.
¿Qué ves cuando estás viendo?
Veo y no veo. Lo sé.
Sé que te veo y no te veo.
¡Ah, pequeño planeta!
El planeta, el planeta,
este planeta, ¿nuestro?,
que gira, gira y gira
dando palos de ciego.
Ver y no ver.
Si vieras lo que ves.
La belleza invisible llora y llora.
Los querubines juegan y juegan
con la belleza de las lágrimas
y Dios es lo que es Dios:
una inconmensurable
e inexplicable carcajada.



HAZME
Hazme un sitio
en tus sueños,
permíteme existir
en una simple gota
del río de tu existencia.
¡Oh, Amor! ¡Oh, Amor! ¡Oh, Amor!
Mi Amor. Mi Amor. Mi Amor...
Esto es cuanto te pido:
un sitio, un sitio, un sitio,
un diminuto sitio,
únicamente un sitio,
Amor mío, en tus sueños.