lunes, 20 de diciembre de 2010

La tormenta del caballo

Al llorar el caballo su condena
tranquiliza el desgarro de los días.
Es que extirpa el desierto la pena,
pues la lluvia, en su relincho ardía.

Con brío se sacude las cadenas
y perturba su sangre labrantía.
Palpita el ansia de la mar serena.
Se deshace la noche, cae el día.

Vierte el vaho del yugo desatado
y los fantasmas sanguíneos del pozo,
que eran duda, ahora son controlados.

Ahora sabe el caballo sosegado
ya libre de duda, en el reposo,
que quiere ser, y crear lo tan amado.

Abraham Peralta Vélez

Juan Cervera Sanchís, el hombre

Un alma alta
adorna la vida viva
de las aves celestiales.

Fernando Emilio el Poetastro alias El Peón Aislado.

Parte I: El poeta andaluz

El poeta vive, calla y vuelca la poesía. La poesía es el poema y el encuentro con el lector, nadie más puede entrometerse, cada quien tiene su encuentro. Yo hablaré un poco sobre el mío con el poeta y la poesía, que son inseparables, pero ¿cuál es la forma literaria correcta para hablar de ellos?, ¿cómo escribir sobre poesía sin poesía?, ¿cómo hablar de un poeta si no es en verso? Tal empresa es tomar al sol en tus manos y hacerle un estudio, ¡jamás se entenderá al fuego con la biografía!, pero quisiera intentarlo, hablar un poco sobre el hombre que es poeta, para compartirles, en lo posible de las palabras que intentan formar la silueta de un fantasma, un poco del hombre que quema y se deshace al hablar de él, ya que al abrirlo, con ideas y palabras de bisturí, se paraliza, permanece y deja de ser el hombre del trajinar creativo, y entonces, es ahí en donde el paisaje se hace pintura, donde los planetas dejan de girar para servir al astrólogo, que ha convivido años con el paisaje que se le presenta y, después de varios intentos, logra balbucear algo sobre él.

Entonces, con pincel impresionista, os hablaré un poco del poeta Juan Cervera Sanchís, el hombre, dado que como dice el poeta Antonio José Trigo en su introducción al libro Sonetos del amor, de la vida y del hombre, “Juan Cervera es su poesía. Hace equivalentes los términos Vida, Poesía y Destino con pasión y sinceridad”. Para hablar del hombre Juan Cervera Sanchís, comenzaré a remontarme en voz del poeta a su ciudad natal Axati: Lora del Río (Sevilla).

“Érase un pueblo blanco y labrantío
donde el tiempo era dulce y claro y lento;
pasaba por el pueblo un viejo río
que endulzaba las torres con su aliento.

Érase un pueblo, digo, que es el mío
y del que os dejaré en mi testamento
la lluvia, las estrellas, el rocío,
sus callejas, los árboles, el viento.

Érase un pueblo alegre que encendía
niñamente mi sangre. Un pueblo era
cercado y rebosante de poesía…

era Lo blanco de otro tiempo, “era que olía todo el pueblo a pan, de repente”, parafraseando lo que me dijo, absorto y endulzado en sus imágenes internas, en la cafetería el Gran Premio, y que al hablar de su infancia no dista mucho de la poesía que escribe. Juan Cervera Sanchís, al evocar su natal Sevilla, crece en su nostalgia hasta recuperar, por un instante blanco que es símbolo, su infancia, y nos adentra en aquella ciudad que se construye en sus recuerdos y nos hace caminar y respirar por las calles de un pueblo que ni siquiera hemos pisado, por el hambre de un niño que cortaba: “una espiga de cebada verde, con los granos en leche, e ir pelando los granos, para engañar el hambre, tenía algo de ritual sagrado”; aquel niño con hambre que se salió de la escuela a los nueve años para trabajar, y que la poesía lo salvó del hambre y del vicio.

Por su nostalgia nos acercamos al niño lector de epitafios, del cementerio de Lora, que ensoñaba a Críspula y le daba “vida a su muerte”, al joven que fumaba y fumaba por las noches, en la azotea, sus primeros versos, y leía libros prestados por el joven Juan Vilanoba, del bachiller español, que sí iba a la escuela: libros de química, materia por la cual el joven poeta se interesaba, libros de ciencias naturales, de literatura, en fin, libros por donde el joven autodidacta aprendía sobre la métrica de los versos y la química de la vida; sin olvidar a su maestro Salvador Caña, prisionero de guerra, que le enseñó al incauto y curioso Juan matemáticas sobre la arena y algo más que nunca sabremos.

Juan nos adentra por donde se asombraba el joven de la belleza y de la entrega, del olor, del dolor, del cabello rubio de aquella mujer de la casa de putas, Las Putas de Lora. Por donde trabajaba Juanillo el de los muertos, “el hijo de un fusilado por los nacionales” y entregaba las actas de defunción de El Ocaso. “Lo que no sabía la gente en Lora es que por detrás de esos recibos, Juanillo escribía versos” (Antonio Burgos| El Recuadro). Eso y más es Lora del Río para Juan Cervera Sanchís, el poeta nostálgico.

En la poesía cervereana siempre existe un rasgo andaluz, que ya León Felipe anunciaba: “Escuchadle ahora y notad como ya acierta a decir lo suyo con un regusto andaluz que le va muy bien. Yo tengo fe en él, le quiero […]”, pues Juan Cervera aunque radica en México desde hace varios lustros, nunca ha dejado de amar

aquel tiempo de cal que aún imanta
con su blancor mi carne vieja y dura
y de su negra noche la levanta
hasta la blanca altura
de mi infancia blanquísima y vivida
entre aquella blancura irrepetida.

Lo blanco se convierte en símbolo de la infancia, por lo tanto de la nostalgia. El recuerdo es la vía por donde el poeta se expresa, la poesía es aquí un puente de sensaciones que permite la comunicación, tan escasa entre los hombres, para amar como ama el poeta la vida a través de su vida, la poesía sensibiliza a la humanidad, pero ¿para qué sirve leer los recuerdos de un hombre?, ¿dónde está la filosofía en todo esto?

Me callo. No digo nada.
Yo no necesito hablar.
Hablen la lluvia y el viento
y canten el sol y el mar.
A mí me basta, sabedlo,
con simplemente callar.

Abraham Peralta Vélez. http://lapiedraonline.blogspot.com/2010/03/juan-cervera-sanchis-el-hombre.html

NAVIDAD Juan Cervera Sanchís

Llega la Navidad y una vez más la gente
decide iluminar un arbolito.
Dinero, que no hay, para todo....Es el dinero
el actor estelar de esta vieja película
y muchos sufren, sufren y padecen
por su causa y heridos de “no tengo”.
Comerciantes hambrientos de ganancias
calculan y etiquetan.
Se trata de vender y de comprar. Se habla del aguinaldo.
Familiares y amigos compartirán la cena.
Esa cena que a lo largo del año casi nadie comparte.
Se repiten palabras gastadísimas.
El olor del alcohol se intensifica.
Se brinda en todas partes. Se reparten abrazos.
Y sonrisas. Y algunos comen pavo.
Para un observador de otro planeta tal vez parecería
que el nuestro es muy feliz en Navidad,
pero nosotros, ¡ay!, a cierta edad sabemos...
Aunque sería precioso creer en los milagros nuevamente
y llenarse la boca de anís y Niño-Dios, y todo eso...
Sería, ¡oh, sí!, precioso, pero eso no es tan fácil
y aunque uno sigue el juego de los brindis,
los cantos, los abrazos.... la feliz Navidad no es tan feliz.
Sin embargo, uno trata de engañarse y beber y cantar
y creer en los viejos amigos, lo que es harto difícil,
cuando al son de diciembre, porque así son las cosas,
llega la Navidad y una vez más la gente
se enmascara de abrazos y sonrisas
y se viste de amable cortesía
y habla, por una noche, de paz,
de amor, de vinos y esperanzas;
aunque lo cierto es que seguimos
en guerra sin cuartel, como siempre,
en esta lucha inútil de todos contra todos
de la que, finalmente, todos,
sin excepción, saldremos derrotados.

México D. F. 2010

martes, 7 de diciembre de 2010

Miscelánea poética,Video y poesía de Rubén Bonifaz Nuño



Video: Entrevista a Rubén Bonifaz Nuño

Es triste saber, que los lectores releguan a poetas, ya de versos eternales, a los rincones polvorientos de la memoria, y los remplazan por poetas versos quebradizos, escandalosos, como baratos fuegos pirotécnicos...


Poema del libro Los demonios y los días, Ruben Bonifaz Nuño.

Decir: nunca más. Y ver entonces
que nunca ha podido existir nada;
y sentir que un vértigo nos derrumba,
y rodar, caer hasta el fondo
sin hallar un clavo en que agarrarnos.

Es dulce decir "te amo"; decirlo
muchas veces, irlo repitiendo
junto a cada oreja que pensamos
que nos oye; siempre, sin que nos canse.

Cuando llegas tú, se descubre,
sin dejar lugar a dudas, que hay algo,
una solitaria llave de oro
en un ramo oscuro de viejas llaves,
que abrirá una puerta escondida,
una puerta plácida y secreta
que hace mucho tiempo que busco.
Pero tú no llegas; no entiendes
los nombres que yo te doy al llamarte.

¿Para qué nos sirven las palabras
si no son capaces de nombrar, si no pueden
ser jamás oídas? ¿De qué nos valen
la memoria, el sueño, la alegría,
cuando no conducen a estar con alguien,
y arden, y se queman, y nos consumen
hasta los rescoldos, las cenizas, el viento?

La mejor belleza que encuentro
en todas las cosa de los hombres
es la que se guarda en los puentes.
No quiero explicarlo, pero es muy simple:
encima de todo lo que transcurre,
sobre incontenibles aguas que arrastran
cadaveres, techos, ramas, espuma,
es posible, es fácil que se encuentren
manos que por siempre se creyeron
separadas, ojos que no miraban
y que ya se miran con otros,
pasos que se cruzan con otros pasos,
y voces y lágrimas y canciones
que se reconocen, que se juntan
y se saludan como parientes.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Cantar, Juan Cervera Sanchís

El ojo de la ausencia giraba en el espejo.
El mundo era de súbito dos mil años más viejo.

Mi corazón sin vuelta iba de cana en cana.
Un ruiseñor nostálgico cantaba en la ventana.

El rojo de la vida galopaba a caballo.
El alba se enredaba en el canto de un gallo.

Paría una mujer un niño deseado.
Un hombre recordaba su infancia embelesado.

Hay noches sustantivas y días irrepetibles.
Las fuerzas que nos rigen son fuerzas invisibles.

El color nos deslumbra, nos seduce el aroma.
El silencio, que es único, es el más alto idioma.

El tiempo se embriaga de nunca más volver
y yo cierro los ojos para volverte a ver.

JUAN CERVERA SANCHIS
México D. F., 5 Diciembre 2010

lunes, 29 de noviembre de 2010

Miscelanea poética

Suelo andar por la librerías de viejo de la ciudad de México, y a veces me encuentro con libros inesperados, como éste.

Extraído del libro Sin perímetros al Aire..., Ediciones La Silla, de María Dolores José

DIOS

que

pinta al mundo...


MAR

que

llueve
....
.....
....
...
...
..
..
.
.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Haikus

La poesía
es temblor de lágrima
nunca muerta.

La noche ciega
triste también relámpago
vacío que alumbra.

Temblor de lágrima
beso de lluvia hondo
aleteo del alma.

Frío murmuro
el sol resbala cae
viene la noche.

Luna incesante
como un ojo de fuego
la noche incendia.

Mente errante:
cometa en el cosmos
pez en el agua.

La caña espera
pescar una luciérnaga
del universo.

La araña teje
teje a través del tiempo
luz. Una lágrima.

Abraham Peralta Vélez

jueves, 4 de noviembre de 2010

Miscelánea poetica

Después que no descubren

Después que no descubren su lucero
mis ojos lagrimosos noche y día,
llevado del error sin vela y guía,
navego por un mar amargo y fiero.

El deseo, la ausencia, el carnicero
recelo, y de la ciega fantasía
las olas más furiosas a porfía
me llegan al peligro postrimero.

Aquí una voz me dice: cobre aliento,
señora, con la fe que me habéis dado
y en mil y mil maneras repetido.

Mas,-¿cuánto de esto ha llevado ha el viento?,
respondo: y a las olas entregado,
al puerto desespero, el hondo pido.

Fray Luis de León

domingo, 31 de octubre de 2010

Ojos cósmicos

Dios respira en tus ojos
yertos, cuando te derrumbas
recostado en lo profundo
del universo, abajo,
donde solo contigo eres,
donde ya no me escuchas,
cuando dueles, sin mover
un solo dedo. Y las nubes
solitarias se arremolinan
para ti, en mi presencia
llueve. Llueve –mientras aúllan,
no cantan, los ruiseñores,–
que pareciera que Dios
está regando los campos
con tu alma. ¿Es que quizá
en este otoño rumoroso
ríen ángeles de Mayo?

Es qué no entiendo cómo,
de repente, Dios está
en tus ojos, si los veo
vacíos, como de pescado
yerto, agrio, escamoso,
húmedo, sin voz, sin nada,
a punto de balbucear:
“Denme agua, agua, agua,
que mueren de sed mis ojos ”.
Y ya nadie te entiende,
porque ya el gusano, Dios,
respira en tus ojos yertos.
Cuando eres, y te derrumbas,
y no estás conmigo, llueve,
ríen ángeles de Mayo
y no quiero que te vayas,
meto mi mano en tus dientes
para que muerdas la vida
que derramaste en mis ojos,
pero ya no, no te perturba
la piel que ahora contiene
la desgracia de tus días.

Porque en tus ojos negros
Dios respira como la muerte
el mar, que no cesa ante mis ojos.
Porque la muerte se queda
en la vida, que no muere,
en la vida de los ojos
que ven la tierra ya infértil,
ya sin más ave, que la grieta.

¿Muerto en mí, muerto mío,
en dónde, si es que estás,
y no sólo estás en mí,
en dónde, si es que aún eres,
acaba en definitiva y sin más
la hiel de los naranjos?

Sólo en el beso de Dios
como la muerte viva
de tus ojos, sólo sin mí,
descubriré los mares.
Y con el mar volveré a tu voz
de pequeño Dios padre,
que me hizo ser, un oleaje
en el universo infinito.

Abraham Peralta Vélez 27 de octubre 2010

LOS OJOS DE DIOS

Tímida furia en tus ojos
veo, y duele la noche.
Tus ojos, el grito callan,
no dicen: yo soy… murmuran
cual colibríes nocturnos,
energía enamorada,
ríos de la mar del cosmos.

Si están vacíos, entonces,
vacío está el universo
y el mar infinito todo
no sería sino la nada
ausente, en donde el loco,
yo, pobre loco, tan pobre,
inventa sueños de arena
–oraciones de burbujas–
a tu mirada ausente
Dios, qué ausencia tus ojos.

Yo, el loco, se enamora
de nocturnas mariposas,
de arañas que son siempre
tus ojos; vacíos que lleno
de poesía. Ay, tus ojos,
¿Cómo serán en la tarde
solitaria, sin ser vistos,
entre los pájaros tristes,
cristalinos, otoñales?
¿Cómo será cuando gritan,
cuando dicen, cuando son?
Que mi voz no los conmueva,
no añada, ni quite, y sean
tan sólo ellos, dolientes,
como imagino que son.

No, no es cierto lo que digo,
pues tan lejos de tus ojos
estoy, Dios, ¿cuándo veremos,
no tu llanto tan cenizo,
sino tus ojos? ¿Cuándo
veremos tu llanto justo
cristalino, verdadero?

Mientras en mi carne viva
jamás saldré de la cárcel
a ver tu cósmica mirada,
si es que veré, si es que miras
de frente a tu locura.

jueves, 28 de octubre de 2010

Versos sencillos

Sin vereda a las estrellas.
Nunca crearé un mapa
a las islas de la muerte.

Se vive como se puede,
sin brújula a tus besos,
sin más gloria que tus labios.

Transcurrir como un árbol
curvilíneo e con fruto
y morir cuando Dios quiera.

Apurar a las tristezas
que fatigan a los perros,
conservar las mariposas.

Nunca vivo con bandera
sino es la del pirata.
Sin miedo, patria y prisa.

Abraham Peralta Velez

lunes, 11 de octubre de 2010

En la muerte de Leonardo Rosa Hita

El sueño de la vida está llamado
a acabar donde todos bien sabemos,
por más que a diario aquí nos engañemos.
Todo muerto es un gran desengañado.

Leonardo Rosa Hita, ya has llegado
a la muerte, nosotros aún corremos
de un lado para otro. Llegaremos
y, como tú, estaremos de ese lado.

Estaremos, ni tarde, ni temprano,
en ese más allá sin todavía
en donde nadie a nadie hace ya sombra.

Qué ahí, donde tú estas, poeta hermano,
al fin es toda tuya la poesía
y la luz que por luz ya no se nombra.

BOSQUE

Mi alma está cansada
de verte

y nunca saber
por qué, por qué

pájaros se incendian
en mi sangre

cuando miras
y te acercas

murmurante, sensual
bosque.

lunes, 4 de octubre de 2010

SILENCIO

Soñar
y nunca llegar,
permanecer en el instante del silencio.

Encontrar las ventanas
de la piedra
y beber de su fuente
bulliciosa.

Susurrar,
suavizar el grito:

silencio
que una flor
nace
del suspiro.

Muerte a mis convenciones

Llamar por teléfono
al hombre del futuro
y decirle:
—Me has matado,qué bueno.

NADIE

Que nadie diga,
dejó escrito el supuesto
suicida, con firmeza
de puño y claridad de letra,
que lo mío en verdad
fue un suicidio.
Mentira, gran mentira,
lo mío fue un crimen más
de la pobreza,
que la pobreza mata
y a mí me fue matando
la pobreza unida a la tristeza
y al desencanto cruel del abandono.
No, no vayan a creer
que yo me suicidé
como andan diciendo,
a mi me asesinaron
a golpes de pobreza,
que la pobreza mata.
No lo olviden, no vayan a olvidarlo,
ya que, diariamente, en nuestro mundo,
la pobreza suicida,
mata quiero decir,
quede bien claro,
a innumerables hombres y mujeres,
a ancianos desvalidos
y a niños inocentes.

JUAN CERVERA SANCHIS

jueves, 23 de septiembre de 2010

Miscelánea poética

Qué venga el poeta

Que venga el poeta.
Y me trajisteis aquí para contar las estrellas,
para bañarme en el río y para hacer dibujos en la arena.

Este era el contrato.
Y ahora me habéis puesto a construir cepos y candados,
a cargar con con mi fusil y a escribir en la oficina de un juzgado.

Me trajisteis aquí para cantar en unas bodas
y me habeis puesto a llorar junto a una fosa.

León Felipe

sábado, 11 de septiembre de 2010

Vivir acorralado

Vivir acorralado es cabronsícimo.
Nacer acorralado es no nacer
y vivir sin vivir, y esa es mi historia,
por cierto, sí, por cierto nada original,
ya que es la muy vulgar historia
de miles de millones de millones,
entre los que no faltan algunos millonarios.
Gran chinga sin duda alguna pues
y chinga grande es vivir sin vivir.
De verdad de verdad que es cabronsícimo
vivir acorralado y, pese a ello,
intuir la poesía de otras vidas
y otros mundos, que hay millones de vidas
y millones y millones de mundos,
más allá de estos feos corrales,
más allá de estas cárceles sombrías
y estas oxidadas y pesadas cadenas.
No todo son corrales, que hay rendijas
y balcones y puertas de salida.
Que hay salidas, que hay puertas y balcones
y caminos camino del amor;
que hay vida y alegría más allá
y más allá de estos corrales.
Más allá y más allá, pero ¿y aquí?
¡Ay, aquí! Aquí, aquí, ya ves,
los corrales se estrechan
y las puertas, cerradas a golpes de cerrojos,
esta noche, mi vida, vida mía,
me andan robando el aire
y aquella nubecilla, ¿recuerdas, ay, recuerdas?,
que cuando yo era niño
me anunciaba la lluvia y con la lluvia
la siempre hermosa y bella libertad,
que siempre trae consigo
la luz regocijante y abundante
de la vida sin más cuando la vida es vida.


JUAN CERVERA SANCHIS

sábado, 28 de agosto de 2010

Humedad

Fernando Emilio escribió para Tierra Húmeda

HUMEDAD...
Agonizante punzante
escaparate de TIERRA humeante.
Suave humanidad humedecida de luz Tierra Húmeda.
Lectura de vacíos equidistantes en la mirada del poema...
Poetas y más poetas de todos los tiempos somos HUMEDAD...
...que sube lentamente por capilaridad.
Tierra Húmeda olor permanente para toda la gente.

Fernando Emilio el Poetastro alias El Peón Aislado.

jueves, 26 de agosto de 2010

El muladar

La olas entraron en mi mente.
Jamás creí en el corazón hasta que encontré el mar.
Ya no hay escapatoria.
Amo la incesante tragedia de la vida.
¿Para qué dormir en la cuna del vacío?

Si no aceptas vivir y llorar y gozar en el muladar,
mejor vete a dormir en tu decepción.

Deja a la putas trabajar por el pan.
Deja a los parroquianos entregar el corazón por un beso falso.
Deja a la vida seguir su laberinto frenético.

lunes, 16 de agosto de 2010

Extravíe ladridos poéticos

El ladrido de mi arco-iris enmudeció bajo el lodo…

Lloré corriendo hacia ningún retorno.
Irreversible la pérdida de mis ladridos incendiados.

Tal vez otro perro muerda mi corazón para saciar su histeria
o muera engusanado por el hongo del olvido.

Desvelado fabrique puentes emocionales
por donde se podía entrar a mi ciudad amazónica.

Ahora aquellas llaves de mi hogar se oxidan
y no sé cómo volver abrir la jaula de aquellos pájaros de mi alma.

El secreto de mi ser en el mundo venía oculto en el verbo de mi garganta.
Ahora tengo que recomenzar el aullido.

domingo, 8 de agosto de 2010

HAIKUS DEL ADIÓS

El aleteo
incesante del adiós.
Llora la vida.

-¡Adiós, adiós!
Grita el lento Otoño
a la fugaz Primavera.

Corre, corre
el amante por su beso
antes del adiós.

Llora el pétalo
en el aire del adiós
al desprenderse.

El amor del río
es un constante adiós
al mar del olvido.

¡A dónde va,
a dónde va el río?
¿Al mar? ¿Qué es el mar?

No sé, no sé,
a dónde se van la gotas
de mi llanto.

¿Adónde irá
la mariposa de mi pecho?
¿Seguirá volando?

La lágrima
encendida del ocaso
encara la noche.

Abrázame
Primavera fugaz
ante tu adiós.

Frutos nuevos
en el bosque ignoto
te encuentras.

Alma renovada
después del largo viaje
en la nubes.

¡Qué alegría
los campos se renuevan
de trigo con la lluvia!

Una luciérnaga
parpadea lágrimas de luz
en su viaje nocturno.

Encuentras
y te rencuentras en el viaje
contigo mismo.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Oh, aquellos tiempos de ocote

En memoria y gran memoria
de mi bsabuelo Onofre García Alvarado
amante de cualquier flor labrantía.

Que mi vida no es mi vida,
mi vida es aquella
de tierras labrantías.

Mi bisabuelo soy yo
arando tierra moreliana
en la espera de una flor.

Yo quisiera labrar
y vivir la fecundación
de un hermoso, naranjo en flor.

No importa cual sea la flor. Importa
saber sembrar, a buena luz,
con fuerte corazón.

Un buen sombrero,
unos largos bigotes
y una convicción de arquitecto en flor.

Una espiga de trigo,
una espiga de arroz,
un esposa fiel para el amor.

Bisabuela,
las profundas raíces del amor en ti…
y el árbol está muerto.
Inimaginable el dolor en ti
del Amor, eterno amor.

Pero tú sigues siendo la flor viva,
la sábila verde y curativa;
del dolor del hombre en ti, siempre vivo.
Mujer, jamás marchita,
Flor de mis flores, siempre niña.

Oh, Rosa, mi bisabuelo,
arando tu hermosa tierra moreliana
en espera de una flor de sábila.

Oh Rosa, despierta,
hermosa, flor de mi vida,
que volvió a salir el sol…


Que mi vida no es mi vida,
mi vida es aquella
de árboles y verde gallardía.

Ardía en tu lengua, bisabuelo,
la ceniza del carbón,
la voz del anafre,
el anhelo del fuego.

Ay, por qué te has ido
a dormir a otro petate,
más allá de mis manos, supertejido.

Que no quiero
amarrar con este mecate
sentimientos de cáñamo prendido.

Que mi vida no es mi vida,
mi vida no es esta vida
de gris y electrificada algarabía.

Oh, aquellos tiempos de ocote.
Tiempos de verde limonero
y de árbol de tamarindos.

Ay, aquel gran árbol de tamarindos.
Platicábamos del agua,
de su hermano mayor, el ahuehuete,
y nos llenaba de su dulce sabiduría milenaria:

“Con mi hermano lloró y planeó el valiente Hernán Cortés,
con él mostró su agradecimiento Cuauhtémoc,
y lo plantaba con su canto Nezahualcóyotl.
Todos eran Tlatoanis, el ser longevo y cósmico”.

Otra vez me dijo:
“Tu bisabuelo era un ahuehuete:
un árbol de agua que nunca envejece.

Con la leña, hizo su fuerza
y entendió la magia del fuego,
la energía de dar calor”.

Oh, aquel sudor de aquella fuerza,
por aquel trabajo doloroso, con el machete,
cortando la hierba mala, a fuerza justiciera.

Su fuerza bien nutrida
por las hortalizas
y la flor viva, del día a día.

¡Oh la flor de la sabiduría!
Midiendo su arquitectura
otra luz me alumbraría.

Aquella luz de la albañilería
de fuerza, cansancio y dolor.
Arar y sembrar para recoger una alegría
de aquel otro calor.

Y aunque es el mismo sol el que me alumbra
no es la misma tierra, no es la misma luz.

Bisabuelo, que soy yo,
ahora abundan las tristezas ocultas;
ahora no, ya no, alumbra el corazón de la flor.

Ya no se baja el zacate del árbol,
se le quita la cáscara
y nos baña con su luz.

Ya no… ahora todo, todo está dado;
desde la oscura tierra a la luz, hasta el amor,
se compra en el supermercado.

Ahora todos olvidamos
que la sangre bulle, que matamos:
un cerdo, un pájaro, una res para vivir.

Nos engañamos con sonrisas
y el corazón triste se entierra
para no escucharlo y reprimir la vida.

En esta tierra pavimentada
no hay arado ni esperanza
hay amnesia electrificada.

Que mi vida no es mía,
en esta tierra pavimentada
que la vida gira y gira.

Soy yo, mi bisabuelo:
El vástago de un árbol
que bebe del murmullo del agua
y escucha a los canarios.

Yo quisiera nacer en el tallo verde,
vivir entre rojos y amarillos,
ser labrador de miel con las abejas.

Saborear el pulque que nace del corazón de la penca
y embriagarme de blanca esencia
y de maguey embriagarme.

Yo quisiera labrar
como tú, como Dios,
las semillas de un hermoso sol.

Nacer en un campo de maíz,
plantar frijoles y comer de mi campo,
¡ah, que ricos garbanzos!
Y gozar y tocar la armónica para vivir
en la música del maíz.

Y así tener derecho a decir:
“Si la tierra me dio de tragar,
que la tierra me trague a mí”.


Abraham Peralta y Vélez

Lunes 29/ jun. / 2009, casa Unidad Modelo, 11:42 pm

lunes, 5 de julio de 2010

Haikus

En el otoño
las lágrimas del árbol
son mariposas.

Aunque no creas
el sol vuelve a alegrar
la pasión de las flores.

Aunque lo dudes
en el llanto te encuentras
tus mariposas.

Aunque herida
la flor de los amantes
perfuma la vida.

Vuelve la noche
otoñal; como vuelve el día
en su primavera.

La Locura loca
se extravía en los desiertos
del abandono.

¡Sonríe loca
que ahí viene el tren
en sus latidos!

Deja la lluvia
que lloré sus amores.
De ahí las flores.

Altísimo Naranjo
alumbra la sed y es sombra
del vagabundo.

La oración
de la lluvia da esperanza
a los desiertos.

En la honda noche
las estrellas inasibles
siguen brillando.

viernes, 2 de julio de 2010

Poema al futbol

 ANTIGOL EL SONETO

Si del soneto del balón hablamos
hablamos de la burda multitud
que en absurda y mamona esclavitud
al balón y a la bota esclavizamos.

Si al botar del balón nos masturbamos
con futbolera y ciega prontitud,
de rebote en rebote, y en alud,
al orgasmo del gol nos aferramos.

Y el balón viene y va, paciente dios,
sufriendo puntapiés y embravecidas
patadas por doquiera y en cadena.

Ya que el grito del gol se parte en dos
y en las tribunas claman desvividas,
aún mismo tiempo, la alegría y la pena.

JUAN CERVERA SANCHIS
México D. F., 3 Julio 2010

lunes, 28 de junio de 2010

DISTANCIA

La distancia me da
tu imagen más amada.
No te acerques, por Dios,
que no quiero sufrir
el duro desencanto
de la proximidad
que todo lo destruye.
Guardemos la distancia,
esa exacta distancia
que evita que el amor
acabe destrozado
y muriendo de hastío.

JUAN CERVERA SANCHIS

Porque el saxofón también es poesía.

MÉXICO Y EL SAXOFÓN, Por Juan Cervera Sanchís

A mediados del siglo XIX, el constructor belga Adolfo Sax, quien en realidad se llamaba Antonio José, y quien viviera entre 1814 y 1894, inventó un instrumento musical al que daría el nombre: saxófono y que en nuestro idioma pasó a llamarse saxofón.

Construyó su invento, hombre de admirable ingenio, en seis modelos, que todavía permanecen y que llevan por nombre: soprano, saxofón alto, saxofón bajo, saxofón tenor y saxofón barítono.
Sax editó a su vez un método, escrito por él naturalmente, para enseñar a tocar su invento. O mejor dicho: sus inventos. Hay que notificar que José Antonio Sax, o Adolfo Sax, como se le conoce, inventó, aparte del saxofón, la saxtromba, el saxhorn y la saxtuba.

Su gloria, empero, se la debe al saxofón, que pronto fue aceptado por los músicos y encontró admirables ejecutantes. Entre los grandes saxofonistas a nivel universal es célebre el nombre de George Washington Jr.Brilla también con poderosa luz propia Charly Parker. No se diga Jerry Mulligan,Hornet Colleman y Man Holkine. En verdad el saxofón ha encontrado a fervientes amantes de su muy especial y puro sonido de alta e incuestionable calidad. No es nada fácil tocar este instrumento, pero cuando encuentra a su virtuoso su sonido es seductor.

En México, desde su llegada a estas tierras a finales del siglo XIX, el saxofón encontró excelentes ejecutantes. Curiosamente en las historias de la música mexicana, se registran y exaltan, hablando de ejecutantes, a pianistas, violinistas e incluso a trompetistas, como es el caso de Felipe León. Desafortunadamente a los saxofonistas no se les da la menor importancia. Ignoramos las causas de esta indiferencia hacia ellos por parte de los historiadores.

Hablando de esto con el saxofonista Matías Santisteban nos afirmó con conocimiento de causa:
“-En México hemos tenido y tenemos valiosos, y me atrevo a afirma que extraordinarios, saxofonistas”
-¿A qué crees tú que se deba que ni siquiera se les cite en las historias, pocas, que hay por ahí, divulgando breves reseñas biográficas de ejecutantes? Recuerdo en esas historias fichas biográficas de violoncellistas como Francisco Cárdenas Flores; organistas como Nicasio como
Julián Zíñiga; flautistas como Agustín Oropeza; violinistas como Anastasio Flores, pero ni una sola de alguno de nuestros saxofonistas. ¿No te pareceinjusto?
“-Es muy injusto y, ello, deja al descubierto la ignorancia de esos autores respecto a nuestros saxofonistas. Entre los que hay algunos de prestigio internacional.”
-¿Cómo cuáles, Matías?
“-¡Hombre!, aquí y ahora de memoria me temo que pueda olvidar a alguno de ellos.

Nuestra plática transcurrió en el café San José, de las calles de Ayuntamiento, muy cerca de la casa donde estuviera la celebérrima y legendaria radiodifusora XEW, llamada también “La voz de la América Latina”, en sus tiempos de gloria.
Matías Santisteban continuó:

“-Te daré varios nombres, pero hay más. Por ejempo: Luis Cabrera “El Pilón”, quien llegó a ser el primer saxofonista de la gran orquesta de Luis Arcaraz. En verdad fue extraordinario y cuantos gustamos del saxofón lo admirábamos y lo escuchábamos casi con religiosa devoción”.
-Por favor, Matías, más nombres.
“-Ahí te van. Me acuerdo de Freddy Noriega, al que llamaban “El Kennedy”. Era estupendo.”
-Oiga, Matías, ¿y por qué eso de los motes entre los saxofonistas?
“-Los motes no son cosa única entre los saxofonistas; en México, pues así somos los
mexicanos, son comunes en todas las profesiones; pero el mote no quita ni añade
talento al músico”.
-Correcto, Matías. ¿Qué otros saxofonistas mexicanos consideras de primero nivel?
“-Popo Sánchez me parece fenomenal, y volviendo a los que tienen mote, no quiero olvidar a Héctor Hallar “El Árabe” y mucho menos a Alfonso Martínez “Pochito”, Eddy “El Chato” Urbina
y Tomás Rodríguez “La Negrita”. Con estos nombres es más que suficiente, creo yo, darte una idea, de la cantidad y calidad de nuestros saxofonistas.”
-Siento, Matías, que estamos olvidando a uno.
-“¿Cuál?”
-Se trata de un señor que nos descubrió Cristina Pacheco en su programa del Canal 11 “Aquí nos tocó vivir” y que se llama José Peralta.”
-“Ah, sí, hombre. Lo conozco. Es uno de los mejores, por no decir el mejor, saxofista callejero, y de cantina, que tenemos en la ciudad de México. Te puedo decir que yol o he escuchado en la cantina “Los Hijos de Ultramar", que está por el rumbo del mercado de Río Blanco. Te puedo decir que es muy bueno, pues también en las calles de la ciudad te encuentras con músicos que merecen nuestro respeto”.

Cierto y muy cierto que en México ha habido y hay auténticos virtuosos del saxofón que, si fuera posible revivir a los muertos y reviviéramos a Adolfo, o Antonio José, Sax, se deleitaría en extremo escuchándolos.



Aquel loco

Aunque todos hacen leña
del triste árbol caído
sin una pizca de pena,
aquel loco quiso hacer
una luminosa estrella.

Quiso y lo hizo aquel loco
embriagado de inocencia.
Aquel loco, el loco aquel
que creía en la belleza.

JUAN CERVERA SANCHIS

DESNUDO

Se fueron todos y todo
se sumergió en el silencio
y yo, en silencio, sentí
que yo era al fin yo sin ellos.

Desnudo ante mi verdad
decidí prenderle fuego
al bosque de mi mentira
y arder por siempre en el cero.


JUAN CERVERA SANCHIS

Coplas urbanas

Desayuno huevos rojos,
chile verde y café negro.
Reposo, pienso, e inicio
con huevos un día nuevo.

Los tendré y sí bien puestos,
me digo solo y a mi mismo.
Sólo así se puede enfrentar
la chingadera y el cinismo.

No hay de otra vida, me digo,
y sin suicidas, mejor.
Nada cambia, esto apesta,
a costumbres de lo peor.

Sí, seguimos y seguimos
a los ídolos pendejos
de silicón desechable
y corazón de oro muerto.

En la gran fiesta y ocultos,
ganan lo que a ti te cuesta,
trabajar horas extradías,
eso a él jamás, ni le interesa.

Estamos en la gran farsa
y todo puesto en escena
por la gran marca en boga
y muy altas sombras con metas.

Espero no me chingen hoy
mientras camino y trabajo;
espero salir con vida
y no caer necesitado.

Sé que no todo yo te doy
o esperas más, más de mí,
de lo que yo puedo darte,
o amarte libre a ti.

¿Por qué ser esclavo el uno
del otro y el otro de otro?
¿Y por qué la maldición
de ser, si todo es tan poco?!

Cuesta tan caro todo esto:
los huevos, la fe gastada
en poder, si es que se puede,
lograr algo, y sin farsa.

Quiero tener los huevotes
para poder enfrentar
el monstruo que es la vida
y morir vivo y en paz.

martes, 22 de junio de 2010

COPLAS URBANAS

Cruza la calle a prisa
entre luces y pitidos
es de noche en la ciudad
y empieza a sentirse vivo.

Atrás dejó el trabajo
camina solo y en la sombra
y esta caminata fugaz
es su instante supernova

antes de llegar a casa
y apagarse por completo
en el letargo familiar
siente los nocturnos ecos.

Vuela una estrella fugaz.
Observa alguna patrulla
mordiendo en su gran miseria
centavos bajo la luna.

Anda entre putas felinas
cual fuegos artificiales
se deslumbra en la tristeza
viandante con sed y hambre.

Anda por calles nocturnas
gasta sueños de tabaco
y se va su caminata
en aerolitos de asfalto.

lunes, 7 de junio de 2010

Coplas urbanas

Se durmió en el camión
de lo cansado que iba
y cuando se despertó
ni si quiera iba arriba.

Estaba en su casa dormido
soñando que iba al trabajo
y cuando se despertó…
en la calle en harapos

soñando tener trabajo
casa con cama y dormido,
y cansado en el camión
soñando ser libre y olvido.

domingo, 6 de junio de 2010

COPLAS URBANAS, Tierra húmeda.

Coplas urbanas

Era enredado en bugambilias
un poste gris poetizado,
era de la gris acera
y volaba envioletado.

La esquina enflorecida
de un gran roza mexicano
y era carnaval de flores
del andante desolado.

Se juntaban en el poste:
la soledad enredada
en laberintos de color
y un alo de esperanza.

ADIOS

Pues,¿qué es la vida?,sino un constante adiós.
Adiós le dije al vientre de mi madre
y ya venía mi alma de otro adiós
y herida de tristeza por los aires.

Mi infancia fue un adiós sobre un adiós
y, entre alas de adioses suspirantes,
llegué a mi adolescencia urdiendo adioses
con rojas despedidas en la sangre.

Mi adolescencia fue un rabioso adiós
y,vestido de adioses desgarrantes,
llegué a la vida adulta y, entre adioses,
mi vida fue un adiós hondo y constante.

Viejo de adioses fui llorando adioses
por mi mirada envuelta en soledades
y de distancias y de adioses roto
me encontré con mi muerte alucinante.

Era el adiós de Dios ya sin adiós
uniendo mis adioses mendicantes
con el adiós perpetuo del misterio,
donde todos los tiempos son iguales.

Juan Cervera Sanchís

miércoles, 26 de mayo de 2010

La gata, el perro y el vagabundo

¡Chinga tu madre!
Maulló la luna
al tropezarce con el sol
y tener que irse a la chingada

¡Chinga tu madre!
Ladró el sol
al tropezarce con la luna
y tener ue irse a la chingada

¡¡Chingen a su madre los dos!!
Gritó el vagabundo
RABIOSO
al ver la pelea por el gobierno de la luz

PENDEJOS ¿¡Qué no saben que fueron paridos por la misma herida del Cosmos!?

Ya no chingen la madre
que pa´todos es la misma
y cada quien pa´su santo

QUE EL FRUTO DE LA LUZ NO ES DE NADIE

y pa´todos alcanza un pedazo de pastel

CADA QUIEN ENCENDERÁ SU SOLEDAD

EN ORACIÓN DE PRADERA

lunes, 24 de mayo de 2010

A fuerza de sueños. Tierra húmeda

Los caballos
de tus nubes
inundan
la esperanza
A veces
fatiga de mariposas
La historia
de los caballos
creando sueños
ciudades de ajedrez
JAQUE MATE
Luciernagas en el derrumbe
A FUERZA DE SUEÑOS
cuerpos estáticos edificios sin caballos

Always

It is always a sole man,
burning in his solitude,
the one who spits the wick
of an idea,
that after becomes flame
and marvellous oracular
bonfire,
and gives his sacred food
to the crowd.
The crowd is never
the author of the main
idea
wich, in the world´s
counterfoil,
breeds the dream
of action
and becomes the rocker arm
for the movement of change.
It is always a sole man,
and not the crowd,
the one who changes the world.

Traducido por Ivan A. Sanchís Pedregosa. Sevilla,21 de mayo de 2010.

domingo, 23 de mayo de 2010

¡PUTO DINERO!

Busqué en el diccionario
la palabra puto
y sólo encontré puta.
Aquel muchacho amigo
seguía y seguía quejándose
y exclamando seguía:
-¡Puto! ¡¡Puto dinero!!
Dinero puto y cabrón dinero,
dinero, ay, dinero
que, la necesidad,
entre la afiladísima espada
y la dura pared,
lo ponían a parir como se dice
y a caminar por tristes
y oscuros callejones sin salida;
por días y por noches de no tengo,
de no puedo y colgado de su título,
pues era titulado aquel muchacho
con sus alas rabiosamente rotas
ante la gran putada de su bolsa vacía.
¡Puto dinero! ¡¡Puto!!,
exclamaba el muchacho,
aquel muchacho trilingüe por más señas
y no mal parecido,
que jugaba ajedrez y odiaba el fútbol.
Aquella inteligencia acorralada
por los hijos de etarias sinuosas
y elegantes banqueros perfumados.
-¡Puto! ¡¡Dinero puto!!
Y así no más, sin más ni menos,
su juventud amarga hasta el extremo
de todos los extremos, envejecía de prisa
comida hasta los huesos
por ese supercáncer, que él muy bien definía,
como el puto dinero, ese dinero puto,
y de su puta madre,
que lo empobrece todo,
ya sea a las hormigas voraces de Wall Street
o a las pobres ratas callejeras,
aún mucho más que pobres,
que en las sucias esquinas
alzan sus sucias manos
suplicando centavos a las gentes
que empobrecidamente van y vienen
arrastrando sus paupérrimas sombras.
¿Cuándo serás, dinero, por fin, bendito y santo
entre las limpias manos de los justos?
Aquel muchacho amigo
sigue y sigue quejándose
y no deja y no deja de quejarse:
¡Puto dinero! ¡¡Puto!!
¡¡¡Putísimo dinero!!!

Juan Cervera Sanchís

El corazón niño de la manzana

Recuerdo los sonrientes planetas las pelotas y los globos los galácticos payasos los sombreritos de pico el helado morado en los labios rojos de las niñas la bicicleta sobre el océano de estrellas.

Recuerdo un collie que perseguía el vuelo de una paloma en el viento del parque
mientras dos peces infelices se enamoraban en la fuente.

Era un papalote: el río en el viento. Corría corría corría sin dudar enamorarme.

Recuerdo las veces que yo era un sándwich de cajeta o un triste balón ponchado.
Así era la niñez del océano triste o alegre sentimiento de luz.

Pero el verano tiembla y nos escupe
cuando vemos morir a nuestro collie por la espumosa rabia y rabioso antes de morir nos muerde el corazón o a nuestro abuelo que se suicida por un edificio de emociones ante el cáncer las ratas que mastican sus pulmones la sífilis los gusanos se comen su sexo la cirrosis las sucias lagartijas del alcohol que cagan muerden y se carcajean en su hígado el asco el vómito la desesperación de la familia que quiere mantenerlo vivo... en fin cuando el tren de la angustia atropella a un hombre y se revienta su cabeza y la gente sólo mira ¡mira! el espectáculo de la miseria roja cuando le pueden dar un vaso de agua o un bolillo o un beso en el cerebro desplomado.

El verano tiembla y nos escupe en una tarde pluvial en aquel pueblo de flores de engaños y de risas.

El verano flaquea se apaga el sol de la infancia por el cuchillo hiriente del cabrón de las falsas recompensas y la madurez preñada de sueños infantiles de recuerdos como galaxias.

Cuando madura la fruta del árbol cae una noche y aquel cabrón la abre para sacarle el corazón a la manzana.

Lo peor de cuando te atropella el tren es quedarte vivo sin el corazón niño de la manzana.

SIEMPRE

Siempre es un hombre solo,
ardiendo en soledad,
el que incendia la mecha
con la inquietante chispa
de una idea,
que luego se hace llama
y portentosa hoguera
oracular,
y da a la multitud
su sagrado alimento.

Nunca es la multitud
la autora de la idea
motriz
que, en la matriz
del mundo,
engendra el sueño
de la acción
y pone en movimiento
el balancín del cambio.

Siempre es un hombre solo,
y no la multitud,
quien cambia el mundo.

JUAN CERVERA SANCHIS

Coplas para llorar como regadera y en la regadera

Cuando muere el amor
la nube se hace tierra
los tristes enamorados
buscan vida en la pena
cosechan besos pasados
y encaran pasiones nuevas.


Desnudo reclamo al Sol
qué pasó con las praderas
porqué mató al ruiseñor
qué de nuestras arboledas
ay, de nuestro pobre amor.


El viento apaga las velas
nadie gobierna su vida
la Muerte es la petenera
de mi canto de la huída
ella gobierna mis penas
y también mis alegrías.


Yo nunca quise herirte
lucerito de mi vida
pero quiso el caballo irse
pues una espina traía.


A mí se me fue un querer
al no decirle lo que sentía
y tiempo después me dijo:
ay, cuanto que te quería.


Ey, libérate de tu jaula
triste canario nocturno
y levántale la enagua
a la muerte sin tapujos
para que vivan las aguas
de tus anhelos taciturnos.

Ey, búrlate de la parca
sino tú serás el prieto
que mate a las nubes blancas
con tu muerte de hombre serio.

lunes, 10 de mayo de 2010

Invitaciones

Los invito al blog de la revista La Piedra -Papel o tijeras, suplemento online de la revista La Piedra- a leer el atículo Juan Cervera Sanchís,el hombre, que dice sobre las vicisitudes creativas y existenciales del poeta, ya que a través de esta tierra húmeda han conocido algo, tal vez muy poco de su obra y es una buena opotunidad para adentrarse al mundo cervereano, que no es de poca monta y sí de mucha de esencia. Y por ahí, ya encarrerado el ratón, los invito a leer los demás artículos creados por una nueva generación de jovenes escritores a favor de la relatividad creativa, y si andan alguno de estos días por cuernavaca consigan la revista La Piedra ¡qué es gratuita! Sin más invitaciones por el momento, saludos cósmicos.
Este es el link:http://lapiedraonline.blogspot.com/2010/03/juan-cervera-sanchis-el-hombre.html

viernes, 7 de mayo de 2010

Alianzas de guerra.Título por Angelica Crecencio. Autores:Enrique Gallegos, Dan Arteaga, Rodolfo Manzano y Abraham Peralta y Vélez.

(No es un poema, tal vez un cuento, creo que son expresiones).

Prendidos de ese afan que nos llevó al abismo, era ridículo intentar algo así, veinte tipos y se sumaron tres más, estábamos armados hasta la conciencia y no sentíamos miedo, íbamos por el municipio y sabíamos que otros diez se levantarían ahí donde comenzaba nuestra revolución. No había más guía que la intuición, un palpitar de años, de ilusiones, de visiones de lo que alguna vez desearíamos para el tiempo. Veinte tres más; con el tiempo haríamos diferencia, distancia. Quisimos sembrar ilusiones, y de pronto nos asaltó, nos robó la ilusión las tropas que venían de frente y que nos bombardearon con corbatas y opresivas horas de oficina, para destruir nuestro sembradío de ilusiones.

Era una hermosa valentía sentir el cambio de los edificios en tierra fertil, donde la esperanza nacía en borbotones de guerra y el fracaso era un cigarrillo aplastado por las botas en contra. ¿Qué fue de nuestra valentía? Un árbol roto por la opresión. Estabamos destrozados y aun así nos enfretamos a la muerte que ya recorría nuestras almas, nuestras almas, nuestras armas, que parecían de papel ante tanta opresión que seguía llevándonos a la muerte.

En vientos nos lanzamos al mundo, hasta los huesos, huesos de mil décimas de miles de décimas sumergidos en profundos mundos de desasosiego involucrados en este abismo;¡liberame, dame la libertad! El grito, no de guerra, de amor, por los que están y no estuvieron, por los que no serán.

Y estando ahí con la sangre y el plomo, con lo que hubiera sido y dejó de ser, con balas y metrallas de ¡dame más!, con caídos que hicieron lo que en tiempo será. Acribillados, aplastados, vimos las torres... torres de tiempo, de años, de historia mentirosa. Fuimos apóstatas de lo escrito, reventaríamos lo que escuchamos a sangre y a cruz. De pronto los destellos, los rayos fulminando la vida latente, balas pegando en pechos pequeños, tiernos...

La balas que habían tocado segundos antes nuestros cuerpos, y digo nuestros cuerpos porque los de ellos fueron míos cuando comenzamos este idilio de guerra, ya no importaban los discursos, sólo fue la razón y el instinto, el mismo que nos envolvió en las balas que golpeaban esos cuerpos que eran nuestros. Ya la revolución estaba echa y no sabíamos cual era su fin; pero el fin era la esperanza trascendida. Las nuevas simbiosis, nuevos amores de guerra, a pesar de la derrota continua el corazón latiendo.

Continuidad, lo sabíamos, continuidad de guerra, por eso seguimos luchando para heredad la sangre en vilo, en símbolo guerrillero. Las derrotas no son en vano, trascienden en sangre. La intuición se realizó en rebeldía y mi corazón bríoso se lo dí a los bebes de la patria.

Perros

Ni en Nueva York ni en Washington,
ni en Londres ni en Berlin,
ni en Roma ni en Paris
hay perros callejeros,
pero en México sí.
En México sí hay perros callejeros,
inteligentes perros
que cruzan los semáforos en verde
moviendo a golpes vivos
de elegancia sus rabos
y empinando sus graciosas orejas.
Si hay perros callejeros
en la ciudad de México.
Fantásticos mestizos
y a la vez burlones aristócratas,
y amantes todos ellos
de la siempre difícil, costosa libertad;
que es la libertad su bandera y su guía.
En México sí hay perros callejeros.
Todavía hay perros callejeros
en la ciudad de México,
aunque no falten bípedos esclavos
que los quisieran muertos
o esclavos como ellos.
Ni en Nueva York ni en Washington,
ni en Londres ni en Berlín,
ni en Roma ni en Paris
hay perros callejeros,
pero en México sí,
en México sí hay perros callejeros
y yo soy uno de ellos
sencilla y bellamente porque sí,
porque prefiero ser un perro callejero
a ser un títere y un paria del dinero
como Harapos Vankero y el zar Karko Zilzin.

JUAN CERVERA SANCHIS

lunes, 3 de mayo de 2010

Coplas para llorar como regadera y en la regadera

A mis padres.

Cuánto te amo, Florecita,
que el día en que yo te deje
te dejaré alguna baratija
pa´ que usted se maneje.

Ay de ti, mi amorcito,
cuando muera tu querido
qué será de tu brillito
cuando yo haya fallecido.

Qué será de tu amor
cuando muera tu querido
qué de tu hambre y tu fulgor
cuando muera mi bolsillo.

Qué de tu hogar, tu albor,
cuando vayas al trabajo
y se empape de sudor
y no logres un vil tasajo.

Ay, Florecita, no quiero
ay, que no quiero dejarte
endeudada y sin dinero
sola, sin poder escaparte.

Ay de mi, esposa mía,
la congoja se me trepa
al pensar: la hoya vacía
y el llanto que en ti quepa.

Ay de ti, mi amorcito,
cuando muera tu querido
qué será de tu brillito
cuando yo haya fallecido.

Quien amará tus bochornos
cuando yo me haya ido
quien amará tus adornos
cuando haya fallecido.

Qué será de tu letargo
si te amenaza el usurero
con la trampa del embargo
¡quién será tu caballero!

Qué de nuestros hijos, Flor,
cuando haya fallecido
tanto será su rencor
que ya me siento herido.

Ay de ti, mi amorcito,
cuando muera tu querido
qué será de tu brillito
cuando yo haya fallecido.

Qué de la alegre sandía
que encendía nuestra mesa
ay, aquel glorioso día
que olvidamos la pobreza.

Quiero, Florecita, el milagro
que no te sea tan adverso
que no te sea tan amargo
los tragos del esfuerzo.

Cuánto te amo, Florecita,
que el día en que yo te deje
te dejaré alguna baratija
pa´ que usted se maneje.

Coplas para llorar como regadera y en la regadera

Aquella noche te fuiste
con mi corazón abierto
bajo la lluvia, tan triste,
dejándome sin aliento.

Ay, en qué besos de ron
en qué caricias de sal
ay, amor, en qué floral
perdiste mi corazón.

sábado, 1 de mayo de 2010

Coplas para llorar como regadera y en la regadera

Ay de mí, que yo te quiero
con el hambre de un desierto
ay de mí, tan prisionero
de este dulce fruto incierto.

Si me dejas no hallará
mi llanto un cauce al Sol
y mi errante herida irá
por caminos sin control.

Si me dejas tu traición
ya no alumbrarán luciérnagas
las noches de mi corazón.

Ay de mí, que yo te quiero
con mi corazón sincero
ay de mí, tan prisionero
de aquel lejano lucero.

No me dejes, amor mío,
que me tiro de la luna
con el corazón bravío
dejándome a la fortuna.

No me dejes, dulce mío,
que me pierdo, que me pierdo,
encerrado en el hastío.

Ay de mí, que yo te quiero
siempre, siempre para mí
ay de mí, tan prisionero
de este bonito alhelí.

martes, 20 de abril de 2010

Un sentido poema a mi "chata"

A mi perra “la chata”, que murió ayer y no soporto verla morir,
ni a ella ni a nadie.

Ayer se murió mi perra y la encontré,
sangrando por la nariz y la boca
su sangre estaba viva
tan viva como muerta estaba ella.

Ella no miraba
como nunca miran los muertos
¡pero sus ojos estaban abiertos!,
cómo ya no miran sus ojos,
¡pero sus ojos estaban abiertos!,
pero a mí, ya no me miran.

Ella murió
abandonada por la vida.
Recuerdo cuando llegó a mi casa:
Escuálida, nadie la quería, casi muerta,
abandonada por la vida.

Y la encontré
sangrando por la boca,
era de piel café, mojada,
con su estomago herido de muerte.

¡Ya nunca volverá a sufrir
hambre, sed,
abandono y dolor!

Muerta…
entre los carros, hallé a mi perra.

Ya nunca volverá
nunca, nunca, nunca volverá
a lamer con cariño
la casa pobre, que le dio asilo.

Ayer llovió
y sin llover, sigue lloviendo bajo.
Ayer
se murió mi perra
y no sabe porqué vivió
y al vivir, no sabe porqué murió.
Nadie sabe porqué vive para morir.

La vi, la muerte golpeo en el cráneo.
Fue atropellada
como una hormiga por el río,
como el hombre es atropellado
por la vida como la muerte.

¿Qué es la vida y la muerte?
Nadie sabe morir, ¿dónde se aprende a morir?
¿En la iglesia?, ¿en la escuela?, ¿en el periódico?

Unos matan y otros mueren.

Y la encontré
sangrando por la nariz y la boca…

Ayer la vi sonreír por la mañana
tomar agua y jugar, jugar, porque había salido el sol.
Hoy volvió a salir el sol.
Sin saberlo
moriría aquella tarde
sola
callada
y llovió…

Nadie sabe cuándo muere
y cuando muere
no sabe cuando muere.

Ella duerme
bajo su estrecha casa
que ahora es más grande y misteriosa
como le gustaba dormir,
dormir y olvidar.

Recuerdo cómo llovió ayer
amaneció y supe porqué llovió.
Ella ya no estaba
sola
feliz
callada…
Llovió.

25 de octubre de 2009, 10:15 am

miércoles, 14 de abril de 2010

Gaviota loca

Canción para ser cantada por una niña bellamente loca

Gaviota loca
que vuelas y vuelas
besando las olas,
¡quién como tú fuera!,
gaviota loca,
bellamente libre,
libremente bella,
bellamente loca,
locamente bella
al ritmo del mar
y de las estrellas.
Viéndote volar,
Gaviota loca,
mis sueños de arena
y de blanca espuma
envidian tus alas
desde mis cadenas.
Gaviota loca,
loca, loca, loca,
que vuelas y vuelas
bordando en el cielo
ilusiones nuevas.
Viéndote imagino
que soy como tú,
gaviota loca,
una niña loca
que hoy no fue a la escuela
y vuela volando
y volando vuela
ya por siempre libre,
ya por siempre ella.

La poesía religiosa en México

Por Juan Cervera Sanchís

La poesía religiosa en México cuenta con una rica tradición y notabilísimos cultivadores. Para empezar es preciso recordar que el mejor soneto místico que se ha escrito en la lengua de Santa Teresa fue, precisamente, escrito en México. ¿Cómo olvidar a Miguel de Guevara y su “No me mueve, mi Dios, para quererte, el cielo que me tienes prometido”? A más de éste recordamos del mismo autor aquellos otros dos sonetos que principian diciendo:
“Levántame, Señor, que estoy caído” y “Pensar al hijo en cruz, abierto el seno...”

Hay una gran poesía mística mexicana. Pensamos en Diego José Abad quien cantara “la beldad de Dios”,dado que Dios es suprema belleza.

Del siglo XVII tenemos presente a Diego de Belen aquel varón que “en morir enamorado ardía” y que gustaba de vigilar “la belleza del ocaso” desde su balcón.

Inolvidables poetas místicos fueron José Antonio Plancarte (siglo XVIII), cantor del sol él y de los
querubines; Juan de Palafox y Mendoza tan encelado con el Amor Divino; Josefina Pérez de García Torres, quien en el siglo XIX exclama y aclama la existencia de Dios desde su “tierna barcarola”. Harto desconocida, para los lectores de hoy, es esta hermosa y profunda poesía mística y religiosa escrita en México.

¿Quiénes conocen o leen, entre nosotros, a Juan Carlos de Apello Corbulacho, que viviera a finales del siglo XVIII? Fue originalísimo poeta, cantor de la “pureza indemne de Moab”. Envidiable erudito él y varón de elevado pensamiento.

Pienso también en Antonio Delgado y Buenrostro, el autor del soneto del “triunfo parténico”, que lleva este singular epígrafe: “Delos, por patria de Apolo, no se tiñe con mancha impura; y María, por Madre del Divino Sol, no se escurece con la mancha primera”. Así se escribía en México en el siglo XVII.

La poesía religiosa, empero, pervive y alienta por encima del tiempo. Ahí están los sonetos a “La Visitación”, de Marcos Aguayo Durán, un poeta de hoy, nacido en 1937, quien escribe versos como estos: “Tu voz se levantó como el perfume/ de los huertos de oriente en primavera.”

Y volviendo a los poetas de ayer se nos vienen a la memoria aquellos versos de Salvador Díaz Mirón que dicen:
“Mas no esperéis la eternidad. El lodo/ se disuelve
en la onda que lo crea;/ Dios y la idea, por distinto
modo,/ pueden sólo flotar en la marea/ del objeto
del ser. Dios sobre todo,/ y sobre todo lo demás,
la idea.”
Díaz Mirón, a su modo, juega con la mística poética y filosófica sobrecogido y estremecido por el vivo roce del misterio, presente siempre en la interrogación y en la oración.

Pero volvamos a la tradición poética-religiosa con Alfonso Junco:
“¡Dulce Jesús, en tus piedades quieras/ que al menos
coma y beba anonadado/ la Vida con que pagas mis azotes”.

Experimentemos el sentimiento de la modernidad mística del ahoguío con Miguel N. Lira:
“Gracias también, Señor, porque te siento/ cuando
me falta el aire, y ya muriendo,/ me devuelvas la
vida con tu aliento”.
Noches de insomnio en las que falta la respiración, muy de hoy, estas noches de Lira, poeta que
muriera el año de 1961.

El siglo XX fue muy rico en poesía religiosa en México. Ahí están las voces de Emma Godoy,
quien cantara: “Cuando rompas el cántaro en la fuente,/ caeré en tu pozo levantando estrellas” y
la de Concha Urquiza, que nos revela aquello de: “Como lluvia en el monte desatada/ sus saetas
bajaron a mi pecho”.

Y junto con ellas recordamos a Joaquín Antonio Peñalosa, gran poeta. Con un soneto suyo queremos concluir este breve y sentido recorrido por los claustros poéticos del alma mística de México. Dice:

“Aumentad una losa a mi apellido/ para lo que me
queda todavía,/ falta a los huesos, falta su agonía/
hasta que se acostumbre a este nido./ Aquí estoy,
mis amigos, soy lo sido,/ niño otra vez, discípulo
del día,/ mudo y desnudo en cuna la más mía/ y
de la muerte soy recién nacido./Por lo que tengo
de alas y querellas/ dejadme en la esperanza
que me asiste,/ he de abrir a la jaula una ventana./
Resuelto en polvo ya, pero de estrellas,/ Joaquín
Antonio, ayer apenas fuiste/ lo que hoy es cruz
en tierra mejicana”.

Quieran los hados y los dados de la caprichosa buena suerte que, las nuevas generaciones de este
todavía tan niño siglo XXI, redescubran nuestra poesía religiosa, bellamente intemporal, y no falten novísimos cultivadores de la misma entre nosotros.

Algo sobre futbol

En el futbol el hombre
ataca, defiende, es solo y en equipo,
es identidad: igualdad y diferencia.

La identidad es el estilo.
Pocos hombres tienen estilo.
La humanidad corre
sin saber porqué
tras el balón de la victoria.

El sentido no es la victoria
es inevitable la derrota
todo se pierde, hasta la gloria.

En el futbol
no se descubre el pensamiento
sino el alcance, el empuje, la astucia, la furia, el talento, la fuerza…
el sutil golpe al balón, la comba.
El hombre en la vida.

Si no hay equipo, no cuaja,
se dispersa la voluntad.
Si no hay individuo no hay juego.

El sentido no es la victoria,
ni la defensa, ni el ataque,
la verdad del juego,
es que el balón no se apague.

Haikus

Piensa en asir
el fuego atómico
del pensamiento.

En la fantasía
el corazón se oxida
y se aprisiona.

Al caminar
abandona los sueños
en el fango.

Gime el viento
ignora en cual callejón
anclará sus sueños.

Del arco-iris
se descose un jazmín.
Llueve una nube.

Sangra la herida
del sol. Hilos de luz
nace una flor.

De la sangre
en leche de la madre
emerge el resol.

La luz ensombrece
la tímida mirada
del horizonte.

Abraham Peralta Vélez

lunes, 22 de marzo de 2010

Lo que somos

Para existir la fantasía
basta una gota de agua
de la sensual forma viva.

Soy una gota en tu cuerpo
una sigilosa gota
que en tu mar desnuda vuelo.

Soy una solitaria gota
que se rompe en tu mejilla
se hace beso y se enamora.

Beso amor en tu mejilla
que era solitaria gota
y halló suave compañía.

Amar es ansiar dejarse
hasta el encuentro del otro;
ceder el alma, la carne.

En tu muslo se resbala
una gota, soy, que ansía
volver a su húmeda casa.

Dos curvas al infinito
desnudas se aproximan
se encuentran en su principio.


El génesis de la vida
fue un encontronazo, luz,
un orgasmo y fuente viva.

Una gota planea en tu sacro
cruza la mar. Siente, descubre,
vuela en la noche del tacto.

Tu espalada es la mar
donde se escurren mis deseos
y te expresas, vida, sensual.

Es luz reveladora tu cuerpo,
aunque tu cuerpo no eres.
Yo sé de ti por tu cuerpo.

Eres el soplo que lo anima
yo amo tu cuerpo en ti
y en nadie más lo amaría.

Huelo el efluvio de tu latir
tu ritmo y tu curva, ¿quién eres?
Nunca hay palabras para saber de ti.

Siento. Te veo, respiro y siento.
Tu pubis, tu cadera es horizonte,
el cielo donde se filtra el viento.

Soy yo la sangre de mi cuerpo
flaco y desnudo, que descifras,
al sentir la fuerza de mi deseo.

Acaricio la curva de tus muslos
un nuevo paisaje se abre a mis sentidos
y te entregas, soberbia, al dolor del mundo.

¿Qué dolores hay en tu carne herida?
En la montaña, mística, hay secretos
que jamás el hombre su razón dará vida.

Tu pubis cubierto de musgo
verde, me invita a descubrir,
la humedad oculta que baja del cielo puro.

Ay, mujer, de cielo, nube y agua,
tus ojos y los astros en movimiento,
ay, mujer, dínamo irrefrenable, savia.

Para buscar nuestro ser –que es encuentro–,
entre el gemido, la carne y el olor,
viajamos por nuestros cuerpos.

La gota, que soy yo, viene a nacer
en ti a través de ti en tu cuerpo
amor, somos uno contigo en la mar del ser.

sábado, 20 de febrero de 2010

Yo (autorretratro)

Sol que llama a llama grita.
Tierra que medita y calla.
Agua que sufre y que llora.
Aire que suspira y canta.
Ése y no otro soy yo.
Ése que sueña y que ama.

Juan Cervera Sanchís.

lunes, 8 de febrero de 2010

Efervescente balbuceo.

Efervescencia.
Los astros colorean
en cuerdas de iris
el agua de este vaso,
este vaso que he de ser yo.

Efervescencia.
Me ahoga un vaso de agua clara
en la sed clara de mi lengua
en la clara prisa de mi muerte.

Efervescencia

tomo un sueño tras otro,
vivo,
muere un astro tras otro,
me tomo todo
todo tomo del universo de este vaso:
mis piernas mi corazón mi vegija
mis pulmones mis huesos mis astros...

Efervecencia

mi sangre
en este vaso de claro universo
que yo he de ser

todo de este vaso tomo de este vaso
claro de agua clara, que he de ser yo,
y me ahoga la prisa de la muerte
al morir el agua en mi garganta
mi lengua tiene sed
al morir el agua en mis labios
agua de astros celulares H2o,
sueños como astros como celulas como átomos
que tomo como un vaso de agua clara
vaga en mí,

en la prisa clara
de la sed en demasía
con que ahora tomo
un vaso de agua clara sin aclarar siquiera
el balbuceo de este claro vaso de agua H2o
claro de agua clara sin aclarar siquiera
el sabor de lo que he de ser yo.

Abraham Peralta y Vélez

domingo, 7 de febrero de 2010

La poesía

El plato
la cuchara
el tenedor.
La autoridad
hiriente del cuchillo.

La mano
el hambre
el hombre,
la mujer
el abuelo
el niño.

La mesa
el mantel
la silla.
El arte de comer.
¿Es un arte comer?
No lo sé
yo no lo sé.
Yo me crié en el hambre
y el hambre no es un arte
¿o sí es un arte el hambre?

El plato
la cuchara
el desayuno
el almuerzo
la merienda
la cena.
Los que no tienen plato
ni cuchara
ni mesa
ni cuchillo
ni tenedor
y ni siquiera,
oh Dios,
comida,
aunque sí hambre,
mucha hambre,
hasta el fatal extremo
de morirse de hambre.

¿Qué otra historia
prefieres que te cuente?

La poesía
puede ser un garbanzo,
una lenteja,
una papa
un ajo
una cebolla,
una sardina
un huevo de gallina
un muslito de pollo
una mano de cerdo.

La poesía
no es un balón de fútbol
no es una raqueta
no es un guante.
No es la poesía, no,
lo que creen y cultivan
los poetas
amantes de la fama
y de los premios.
La poesía... ¡Qué sé yo!
(¿Qué otra historia
prefieres que te cuente?)

La poesía...

El plato
la cuchara
el tenedor.
La autoridad
hiriente del cuchillo.

El hambre
el hambre
el hambre.
El hambre, no el hartazgo,
tal vez sea la poesía.

Juan Cervera Sanchís

viernes, 5 de febrero de 2010

Desesperada búsqueda

Quítame de encima empújame a la tierra
empújame a mi cuerpo
a lo más hondo de mi.

Quítame el habla con los dientes
la lengua
para ya no escribir sobre ti
buscándome a mi.

Quítame cada parte de mi cuerpo
crea otra forma más desde mí, desgárrame.

Quítame el cráneo, empieza por el cráneo,
es un buen comienzo,
puede que ahí me encuentre,
en mi químico cerebro,
empieza por él,
rómpelo para que desaparezca,
que no quede lo que siempre queda
pues no queda nada,
písalo, hazlo polvo es polvo
y del polvo, tal vez yo nazca.

Quítame el rostro, los rostros,
no quiero tener más rostros que no conozco,
no quiero,
quítame los ojos ,desgárrame,
no quiero ver más el reflejo de mis ojos,
quiero ver mis ojos desde mis ojos.

Quítamelos,
doliéndome en lo más hondo,
para no mirar más tus ojos
y enamorarme de unos ojos que jamás se han visto.

No quiero mirar más olvido en las aceras,
no quiero ver como se vuelve a ocultar el sol,
como la luna no se pone.

Empújame a mi cuerpo
cuerpo siento pienso
cuerpo pienso siento
mi lenguaje que es poético
sólo sé
es un reflejo
no sé
sólo quítamelo

hazlo tuyo si lo quieres
o regálaselo a quien quieras
tíralo al polvo es polvo.

Quítame el cuerpo
encuentra mi sombra.

La sombra que soy
sombra de mi
sombra nombra la ausencia
soy la sombra que busca su sombra.

Soy la sombra que busca tu sombra.
Quítame el cuerpo,
desgárrame para desgarrarte,
y darnos un poco de luz en las sombras.

lunes, 25 de enero de 2010

Fotografías

Luz y fuerza en el cosmos
es el hombre que trasciende
la tierra que pisa con decoro.

Anda en la ciudad ligero
absorto en sus estrellas
recoge una piedra que es espejo.

Para oler el universo,
basta una taza de café...
¿Qué significa todo esto?

Todos son parte de mí,
pero sólo existes tú.
Vuela mariposa en ti.

El viejo y su soledad amada
en el nostálgico ocaso,
enmudecen en una banca.

Sostenidos por la fantasía,
flotan los globos del niño,
y nos enseñan a asir una alegría.

–Niño, el globo se fue;
voló, murió… Lloro en mi puño.
Algo mío se fue con él.

El barrendero, sueña y barre,
los sueños tirados por la gente,
y al asirlos, ya caducos, se le desacen.

El obrero taladra bajo las estrellas
-trabajando para la vida-,
el cemento de la veredas.

El sentido no es la victoria,
es inevitable la derrota,
todo se pierde, hasta la gloria.

domingo, 24 de enero de 2010

Permanencia

Mujer, ¡se rompió el cielo…!
Y un Dios cansado
se escurre entre tus piernas.
Oh mujer, te dejo mi dolor de ser
humano.

Abraham Peralta y Vélez.

Luz del sol

Canta la luz del sol, y sonríe,
entre tus manos
jugando con sus sueños de oro en rama.
La luz del sol, y el Sol,
tuvieron sus días niños
y sus lunas de miel y sus planetas de agua,
verdiazules,
como tú y como yo, ¡oh amada mía!
No siempre el pensamiento tejió penas,
peinó filosofías desoladas
y se enredó en sí mismo.
Todos, alguna vez, como el Sol,
fuimos acción radiante
y, sin sentido alguno del ahorro,
despilfarramos gracias
arrojando sin más y porque sí
nuestra fortuna al viento,
inundando los montes y los prados
de flores y de alas
y llenando, las tardes sin escuela,
de par en par abiertas al gozo y la poesía
de estar vivos, de niños el paisaje,
con la ilusión sin fin de que la libertad
no es ningún imposible.
¡Oh, sí, amadísima amada,
por siempre amada y mía!,
no olvides, nunca olvides,
no vayas a olvidar
que la alegre y graciosa luz del sol
canta y canta, y sonríe,
entre tus suaves manos,
jugando con sus sueños de oro en rama,
en tanto que tú y yo, vida mía, retornamos
a nacer
nuevamente
con las lluvias de mayo.

JUAN CERVERA SANCHÍS

Tierra húmeda

Tierra húmeda es poesía en actividad cambiante. Es tierra húmeda y fertil que en la espiga lírica se transforma hasta ser grano: poema y del poema el pan. Cada grano que ha nacido en la historia poética de la humanidad es distinto, aunque la dínamo que lo anima sea una constante: la emoción humana en su devenir, dándole forma en una expresión estética, musical como la poesía, utilizando el lenguaje para reencontrarse consigo mismo e intentar resolver las múltiples interrogantes de la vida. La poesía empezó en la tierra húmeda para acabar en el pan que sacia el hambre de belleza, dolor y sueños. Tierra húmeda espera ser el pan poético de cada día.

sábado, 23 de enero de 2010

La poesía en tus manos

Soneto de la mar amada.

Soneto de la mar amada.
Para mi caracola que está tan lejos de mí,
pero ahora, colgada de mi corazón, está conmigo.

Mar que extraña y se duele de amor.
Ola a ola, la mar que llora y llora.
Cae el albatros al a mar de dolor,
el amor que voló alegre en otrora.

La ausencia de ti en la mar, el sopor,
la lluvia, el va y ven, la sed a deshora,
lo lejos que está el sol, pero el calor,
perturbó mi carne, aprehendió tu aurora.

Siempre el ocaso es la muerte alborada...
y el amor dolerá al dejarme al viento,
pues sé que no voy a ninguna parte;

te encontraré en mi naufragio; presiento,
que haremos camino en la mar amada,
y el corazón colmará de olas hasta extasiarse.

Abraham Peralta y Vélez.