El perro y el gato sin oficio
se hallaron en la calle de la Luna.
Para uno la Luna era perruna
y gatuna del otro a beneficio.
Y hallándose así desde el inicio,
discordantes, de frente a la infortuna,
enfrentáronse por su mediaLuna
a muerte, hasta dar fin a su juicio.
Perdidos por la Luna en tensión,
cansaron las mordidas, los rasguños,
cansó la eterna guerra diminuta.
Ni ladró ni maulló el corazón
de Luna. Rió ratona a sus terruños
de amor, con la luz del sol, voluta.
Abraham Peralta Vélez
se hallaron en la calle de la Luna.
Para uno la Luna era perruna
y gatuna del otro a beneficio.
Y hallándose así desde el inicio,
discordantes, de frente a la infortuna,
enfrentáronse por su mediaLuna
a muerte, hasta dar fin a su juicio.
Perdidos por la Luna en tensión,
cansaron las mordidas, los rasguños,
cansó la eterna guerra diminuta.
Ni ladró ni maulló el corazón
de Luna. Rió ratona a sus terruños
de amor, con la luz del sol, voluta.
Abraham Peralta Vélez