jueves, 4 de noviembre de 2010

Miscelánea poetica

Después que no descubren

Después que no descubren su lucero
mis ojos lagrimosos noche y día,
llevado del error sin vela y guía,
navego por un mar amargo y fiero.

El deseo, la ausencia, el carnicero
recelo, y de la ciega fantasía
las olas más furiosas a porfía
me llegan al peligro postrimero.

Aquí una voz me dice: cobre aliento,
señora, con la fe que me habéis dado
y en mil y mil maneras repetido.

Mas,-¿cuánto de esto ha llevado ha el viento?,
respondo: y a las olas entregado,
al puerto desespero, el hondo pido.

Fray Luis de León