jueves, 6 de marzo de 2014

Fuego y ceniza

Sólo espero mi muerte, el matrimonio
con mi novia la Tierra, humedecida
de universo esencial y nueva vida,
para ser, con Cleopatra, Marco Antonio.
Y espero el vino negro del olvido
y el cósmico espesor de tu caverna
y la roja ebriedad que, en tu taberna,
endiosará mi mito desvalido.
Que mirlo esquizofrénico levanto,
en mi jaula de huesos desolados,
un victorioso paso de soldado
y dueño de mi lengua vivo y canto.
Canto y vivo en el agua, en las semillas,
en la electricidad y el movimiento
y mi luna de miel juega en el viento
con tu reino de nubes amarillas.
Que estoy loco de atómicos candados
y el tiempo porvenir tendrá mi amor,
pues vine yo a esta vida por error
de dos amantes sueños maltratados.
De dos sueños amantes convertidos
en púrpura de Tiro adolorida.
Soy la grímpola ciega de una herida
clamando sin sentido en tus sentidos.
Es por eso, te digo, que yo espero
el fin de esta mirada y este tacto
para iniciar contigo, oh Luz, mi acto
último y que será mi acto primero.

JUAN CERVERA SANCHIS JIMENEZ Y RUEDA



TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

Calaveras

Si llueven millones de hojas
y millones de aves, llueven;
si llueven millones de insectos,
y millones de hombres, llueven;
todo se lo traga el vapor de la luz.
Insectos de luz, somos.
Lluvia de luz, somos.
Soledades de luz, somos.
Habitamos un cementerio.
Que todos los días son días de muerto.
Calaveras de azúcar. Calaveras de sal.
Calveras de flor, de ave y de canto.
No te creas el centro, sino de calavera;
porque cuando mueras el sol volverá a salir,
las aves volverán a llover,
la flores volverán a llover,
los niños volverán a llover,
pero tú nunca, como yo, volverás a llover.
Sal, pues, a preocuparte por tu pena mientras puedas.
Sal, pues, a cuidar con tu escopetón el edificio del amo.
Sal, pues, que a la luz del universo poco le importa.
Yo me voy a bailar flores de calaveras
con los niños del barrio
bien desnudo como las gotas que caen al llover.

Abraham Peralta Vélez marzo 2014





TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma