viernes, 21 de febrero de 2014

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Hoy no sé escribir bien este poema
y te diré que la vida es miserable
y te diré que no encuentro un ala
para escribir a pecho abierto este poema;
ni tengo hoy los huevos para decirte amor
porque se necesita coraje de luz
para seguir en el amor de una alegría;
para seguir en la llaga del colibrí
y creer que una flor puede llenar nuestros bolsillos.
Pero hoy no sé escribir bien este poema
y de largo aliento alargo este coraje mal escrito
que parece más bien un piedrazo
a los cristales de la angustia de esta geografía
en que se muere de hambre toda flama adolescente
en que se muere de muerte toda flama adolescente.
Hoy que mi palomar es aplomante
que se me retuerce la espina en mi garganta
y tengo unas profundas ganas de llorar
y tengo unas profundas ganas de chingar;
hoy, como siempre,
cada noche en que la tos de las olas me revuelca
y me levanta a seguir el canto
por el sexo jugoso del insomnio,
escribo a martillazos
para sentir que vivo aún de alguna manera
en este campoinsanto de cerraduras,
en este campo de guerra domesticada,
para construir la hoz de una galaxia invisible
que pueda cortar de raíz esta miseria.
Sólo sé, pues, escribir errado y libre,
reiterativamente,
este intento de incendiar mi desdicha
en el jugo de la nube aquella
que se para en las esquinas de mi sangre
que un tanto ajada entre sus muslos de flama
me llueve aún por la rajadura de su esperanza
para liberarme de este alígero peso enamorado
en que crecí de raíz en mis vagalescencias.

Abraham Peralta Vélez febrero 201400







TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

miércoles, 19 de febrero de 2014

Heridas

Es la memoria del olvido,
es la memoria de la herida,
es la memoria que sangra
de la herida
abierta de par en par al amor
quien puede abrir y desarmar 
la pátina de odio
y hundir el crucero del aroma
a los imbéciles.
En tanto que, quien olvida sus heridas
está condenado a herir,
en el hondo desierto de su herida.

Abraham Peralta Vélez 

Tierra Húmeda


TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

domingo, 16 de febrero de 2014

Solo

-cantar-

Sólo aquello que das
sin pedir nada a cambio
es lo que al fin te llevas.
¡Es lo que al fin te llevas!

Sólo aquello que das,
pues lo demás no cuenta,
cuenta lo que se entrega,
no lo que se recibe
o aquello de lo que uno se apodera.

Poder, poder, poder
no es poder apropiarse.
Poder realmente es darse;
que darse y sólo darse,
sin pedir nada a cambio,
es lo que al fin del fin
y en fin de cuentas,
uno por fin se lleva.
¡Uno por fin se lleva!

JUAN CERVERA SANCHIS JIMENEZ Y RUEDA
ANDALUCÍA 16 –Domingo- 2014


TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

sábado, 15 de febrero de 2014

Las muñecas rotas de Eva Trigo

Por Juan Cervera Sanchís Jiménez y Rueda

Eva Trigo Cervera, Lora del Río, España, 1967, profesora de Educación Especial en la Escuela Pública y residente en Madrid, acaba de publicar, editado por LULU, mayo 2013, el libro de relatos “MuñecasRotas”, con foto de portada hecha por ella misma y diseño de portada de Lubélia Carvalho. Libro de 69 páginas donde reúne trece relatos breves en los que se respira y se palpa, en un trenzado inquietante, diversas, aunque coincidentes en lo fundamental, vidas de mujeres, como la de Manuela, la restauradora y su recogedor de recuerdos, o la de Berta, ante el asombro y la sorpresa de un primer encuentro amoroso revelador.

En una prosa fluida y precisa, con el fin de decir aquello que se quiere decir, con claridad, y a su vez tocada de poesía, Eva Trigo, pespuntea bellamente cada uno de sus relatos, bordados de gracia literaria y seductora sencillez, en mitad del desamparo de sus muñecas desencantadas por los zarpazos inmisericordes de la vida.

Historias, algunas, escritas en primera persona, como “El Secreto”, donde Felisa, la joven doméstica engañada por Don Benito, su patrón, se convierte en madre prematura. Una vieja historia harto común, pero que Eva cuenta con original encanto y sin caer nunca en el sentimentalismo.

Quizá no tan común. ¿o quién sabe?, Eva Trigo teje, excelente tejido, en “La profesora de esgrima”, uno de los relatos más sutiles de “Muñecas Rotas”. Se adentra, en lo que podríamos llamar la selva psicológica, de una circunspecta y honorable profesora, y la desnuda ante su íntimo espejo, al sentirse vivamente atraída por una bella alumna. Aquí, el yo y el contra-yo de la profesora, como un florete cortante, le entreabren el corazón, pero he ahí que ella… queda claro que la vida se puede vivir, finalmente, a contra vida. Reveladora historia.

En “El último suspiro”, la muñeca rota, se autodestruye a si misma y nos estremece hasta el extremo del estremecimiento. Y esto no es un juego de palabras.

"Un toque de suerte”, aquí la autora nos recuerda que la vida es torrencial y los hechos más serios pueden ser felizmente cómicos. Además se evidencia que las llamadas eminencias médicas no siempre son eminencias.

En “El castigo de Magdalena” se cuestionan los métodos brutales de ciertas personas que se creen dueñas de la verdad absoluta, y hasta iluminadas, y se castiga a una niña en la creencia de que en el castigo irracional hay algo de positivo. La pedagogía de los fanáticos suele ser criminal.

Remendando la vida” es la narración más breve de “Muñecas Rotas”, aunque una de las más intensas y dramáticas. Es una historia de alfileres y zurcidos y como para llorar a mares entre dobladillos, agujas, tijeras y recuerdos hirientes.

El puente de la vida” nos habla de Adela, una mujer que en mitad de la tormenta y los truenos de la vida busca y aspira al remanso.

"Yo sólo quería tener un gallinero”, una historia donde una joven se hace mujer y en vez de un gallinero, la vida que siempre nos suele gastar las más insólitas bromas, la convierte en madre de una familia numerosa. Menuda broma.

Se suceden las historias, que son trece, con “No me temas, amor, “Huir de madrugada no es de cobardes”, “La mujer de los cabellos plateados” y “El primer encuentro”.

Muñecas que se rompen en un ir y venir por los vericuetos del tiempo y del espacio y todo esto que llamamos vida y nadie sabe, bien a bien, de qué se trata, pero que necesitamos contarnos, en un afán reconstructor, contra la destrucción constante a que nos someten las circunstancias que, sin querer queriendo, nos llevan y nos traen de un lado a otro como el vendaval a las hojas.

Muñecas Rotas”, hojas del árbol de la vida, que Eva Trigo Cervera recoge en un legítimo deseo de que el olvido no las suma en el anonimato deshumanizador. Relatos empapados de humanidad y que, por sí mismos, son honda y estremecedoramente humanizadores.

TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

Haikú


No somos nada;
una gota de lluvia
entre la lluvia.

Abraham Peralta Vélez


TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

Tristeza

Mi tristeza
me arrastra
con el peso
de un ave.
2
Es tan alegre
mi tristeza
que sonrío
como un sol.
3
Aunque viva
tan triste
en mi tristeza
no hay día
que me levante
tan triste
como las piedras
pesadas del camino.
Que la tristeza
me ha enseñado
a vivir alegre
porque tiene
la sonrisa por tristeza.

Abraham Peralta Vélez 7 de enero de 2013



TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

Niños

De iris los niños
van dejando
su aguacero
de iris, los niños,
entre paraguas tristes
y abrigos secos
que sin lluvia
se cuelgan, yertos,
del perchero del vagón.

HAIKÚ
Sólo los niños
van dejando burbujas
de amor al aire.

Abraham Peralta Vélez POEMAS Y VAGONES DEL METRO 30 de enero 2014.




TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

Nadies

Cómo hieren
los nadies.
Cómo se quejan
los nadies.
Hasta parece
que voy,
que alguien va,
en este vagón.
¿Quién dijo
libertad y hombre?
Esto está podrido.
Esto está colgado
de la rama de la luz
del olvido.
Hasta parece
que vivo.
Esto revienta
como llagas de jabón.
¡Ay, cómo duelen
los nadies!

Abraham Peralta Vélez 26 de diciembre de 2013, POEMAS Y VAGONES DEL METRO



TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

Piropazo

¡Qué pechos de espumosa cerveza!
Mira nada más
cómo tus olas caminan.
Ay, güera, parece que llevas
en tu oleaje, este mar contigo,
este escándalo de llagas,
este desastre de vueltas,
en este transborde de sangres.
Ay, güera, quien te pudiera.
Quien te pudiera arrebatar
esa soledad enfebrecida
como tú nos levantas
esta soledad amarga.
Me cae.




Abraham Peralta Vélez 25 de diciembre de 2013, POEMAS Y VAGONES DEL METRO


TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

domingo, 9 de febrero de 2014

Se van...

Se van y nunca vuelven.
Se van tal como vienen
y ya no vuelven nunca
los días que se van.

Se van unos tras otros,
lo mismo que nosotros,
y ya nunca jamás,
los días, como nosotros,
no vuelven, ya no vuelven
jamás a retornar.

JUAN CERVERA SANCHIS JIMENEZ Y RUEDA

Europa 7 Febrero 2014





TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

Barranco

Sin dejar huella millones pasamos.
Vapor. Como relámpagos de gotas
que, en el sartén, hierven.
Pasamos sin el líquido del ave
en tan pesadas piedras;

de hombres, a solitarios,
nos hundimos
en el barranco del sistema
de transporte colectivo
atascados en el nudo de la materia.
Barranco somos. Llantas
que en el lodo
y en la rabia, cansados,
un día andando morimos, sin andar,
de un cáncer de sillón y t.v.,
de un infarto de estar el corazón fuera de sí,
sin acariciar el muslo de la luz,
sin entrar a la habitación del caracol.

Abraham Peralta Vélez 25 de diciembre de 2013, POEMAS Y VAGONES DEL METRO





TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma

Naufragio

De tan cansado 
en el vagón
era un náufrago
en telarañas
que se ahogaba.
Era un náufrago,
sí, como tantos,
que moría mil veces
en su úlcera
que se ahogaba.
Era un náufrago
que sobrevivía
por una miserable
isla de tesoros.

2
Un loco gritaba
en el metro:
"¡Oh, náufragos
de la verdemar
de la grisciudad
soy hecho
de lo más hondo
del mar y del sol,
¿por qué naufrago
en mi propio reflujo
de miseria?
Yo no soy náufrago
de mí, sino de la luz!"

Abraham Peralta Vélez 17 de enero de 2013 VAGONES Y POEMAS EN EL METRO




TieRRa HúMEda Poesía para que florezca el alma