lunes, 3 de mayo de 2010

Coplas para llorar como regadera y en la regadera

A mis padres.

Cuánto te amo, Florecita,
que el día en que yo te deje
te dejaré alguna baratija
pa´ que usted se maneje.

Ay de ti, mi amorcito,
cuando muera tu querido
qué será de tu brillito
cuando yo haya fallecido.

Qué será de tu amor
cuando muera tu querido
qué de tu hambre y tu fulgor
cuando muera mi bolsillo.

Qué de tu hogar, tu albor,
cuando vayas al trabajo
y se empape de sudor
y no logres un vil tasajo.

Ay, Florecita, no quiero
ay, que no quiero dejarte
endeudada y sin dinero
sola, sin poder escaparte.

Ay de mi, esposa mía,
la congoja se me trepa
al pensar: la hoya vacía
y el llanto que en ti quepa.

Ay de ti, mi amorcito,
cuando muera tu querido
qué será de tu brillito
cuando yo haya fallecido.

Quien amará tus bochornos
cuando yo me haya ido
quien amará tus adornos
cuando haya fallecido.

Qué será de tu letargo
si te amenaza el usurero
con la trampa del embargo
¡quién será tu caballero!

Qué de nuestros hijos, Flor,
cuando haya fallecido
tanto será su rencor
que ya me siento herido.

Ay de ti, mi amorcito,
cuando muera tu querido
qué será de tu brillito
cuando yo haya fallecido.

Qué de la alegre sandía
que encendía nuestra mesa
ay, aquel glorioso día
que olvidamos la pobreza.

Quiero, Florecita, el milagro
que no te sea tan adverso
que no te sea tan amargo
los tragos del esfuerzo.

Cuánto te amo, Florecita,
que el día en que yo te deje
te dejaré alguna baratija
pa´ que usted se maneje.

Coplas para llorar como regadera y en la regadera

Aquella noche te fuiste
con mi corazón abierto
bajo la lluvia, tan triste,
dejándome sin aliento.

Ay, en qué besos de ron
en qué caricias de sal
ay, amor, en qué floral
perdiste mi corazón.