domingo, 5 de diciembre de 2010

Cantar, Juan Cervera Sanchís

El ojo de la ausencia giraba en el espejo.
El mundo era de súbito dos mil años más viejo.

Mi corazón sin vuelta iba de cana en cana.
Un ruiseñor nostálgico cantaba en la ventana.

El rojo de la vida galopaba a caballo.
El alba se enredaba en el canto de un gallo.

Paría una mujer un niño deseado.
Un hombre recordaba su infancia embelesado.

Hay noches sustantivas y días irrepetibles.
Las fuerzas que nos rigen son fuerzas invisibles.

El color nos deslumbra, nos seduce el aroma.
El silencio, que es único, es el más alto idioma.

El tiempo se embriaga de nunca más volver
y yo cierro los ojos para volverte a ver.

JUAN CERVERA SANCHIS
México D. F., 5 Diciembre 2010