lunes, 4 de julio de 2011

Cuando ayer es mañana


Cuando ayer es mañana y mañana es ayer
y nunca es siempre;
cuando los eucaliptos se creían encinas
y los cuervos palomas; cuando yo no era yo
y tú ya no eras tú supe que no sabía
y los verdes más verdes eran raros violetas.
Tiempo aquel ya destiempo de confusión y asombro
donde nadie alcanzaba a descifrar quien era.
Las hembras aspiraban a ser machos
y los machos soñaban con ser hembras.
Las ratas y los sapos desfilaban,
tuertos los sapos y las ratas cojas,
tatuados de absurdo y vestidos de frívolos
y locos colorines, pregonando su orgullo.
Orgullo, orgullo, orgullo,
¿qué es eso del orgullo pregonado?
¡Ah la vieja comedia irracional!
La estupidez parece que no tiene remedio
en este pobre mundo cada vez más estúpido.

Cuando ayer es mañana y mañana es ayer
y nunca es siempre;
cuando las rosas blancas se negaban a ser geranios rojos
y el sol cada mañana volvía a iluminar el horizonte
y se escuchaban las revoltosas risas de los niños
y la vida seguía y seguía su rumbo
creyendo a toda vida en ella misma;
uno, no con orgullo ciego, no con torpe soberbia,
sí con sencillo amor, seguía sin más cantando
y, humilde y bellamente, creyendo por igual
en la mujer y el hombre y en Dios y en la poesía.

JUAN CERVERA SANCHIS
México D. F., 4 Julio 2011

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